Capítulo 12

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Desperté después de un sueño agitado. Estaba temblando como jamás lo había hecho, este no era yo, era un Jona miedoso de que sucediera lo que soñó. Me levanté deprisa y me salí de la cama, salí a la calle a respirar aire puro, no sé qué me había sucedido pero quería borrar mis pensamientos, alejarlos lo más posible.

—¿Te encuentras bien? —me preguntó mi madre apareciendo desde la cocina.

—Estoy bien mamá —le conteste cerrando y alejándome de la puerta, mis músculos aún seguían tensos, así que me subí de nueva cuenta a mi cuarto, no quería que mi madre me hiciera preguntas en ese instante. No quería hablar con nadie.

Jacob se levantó justo a tiempo cuando recién empezábamos la limpieza, yo ayudaba a mamá a sacudir los muebles y a Jacob lo nombro el barredor de ese momento. Era una buen rutina para despejar mi mente, durante el desayuno me quede en silencio, mi padre me preguntó si me encortaba bien, le mentí diciéndole que si, aunque la realidad era otra.

A Jacob no le gustaba ayudar en oficios del hogar. Así que se imaginarán la cara que puso en ese momento. Después de hacer limpieza subí a mi cuarto y leí un poco, me encantaba leer libros de historias, aventuras y cuentos infantiles —incluso en navidad— en una ocasión le regalaron un libro a Jacob y nunca lo utilizo así que se lo pedir, el no tuvo inconvenientes a él no le gusta nada de eso, el prefería los videojuegos y utilizar la computadora de papa, se la prestaban por un tiempo limitado pero él se las ingeniaba para poder sacarla de la pequeña biblioteca de mi padre que también le encantaba leer y utilizarla más tiempo, leer era el único vínculo que teníamos en común con mi padre.

Después de media hora de lectura, recogí un cuaderno secreto que tenía oculto para mí, fue el que mi madre descubrió donde le escribía como un diario a Jenny, es un poemario para ella, algún día se lo podría entregar... algún día, enseñarle todo lo que escribí por ella.

Cada que no tenía tareas tomaba este cuaderno y escribía algo, ahora que estaba en vacaciones y no la había visto tenía más tiempo de hacerlo e incluso ya era mi segundo cuaderno utilizado en vacaciones.

Ya había pasado otra media hora y el reloj daba la una de la tarde <<la hora común en nuestra familia para el almuerzo>>, estábamos en la mesa a excepción de papa que ese día no nos acompañó; siempre tenía la hora de almuerzo pero ese día lo habían requerido un poco más de tiempo el señor Stewart; el padre de Jenny según nos había contado mi madre.

Almorzamos los tres, y todo normal, terminamos el almuerzo yo nuevamente ayude a mamá a levantar la mesa, Jacob le tocaba ayudar a mamá a lavar los platos, ya que nos turnábamos un día cada uno para ayudar a mamá.

Al terminar las actividades de ayudar a nuestra madre vi de nuevo el reloj, estaba tan ansioso ese día, creo que desgaste el reloj con tantas vistas, pero deseaba que llegara con tantas ganas que fueran las cinco y media para poder llegar a casa e George y que me dijera todo lo que sabía o de lo que se había enterado acerca de Jenny y que me dijera cuando la podría ir a visitar a su casa.

Eran las cuatro y cuarto; mire el reloj de mi cuarto nuevamente, en esos días mis únicas rutinas eran estar en mi cuarto escuchando música en mi reproductor con mis audífonos, recostarme en mi cama y mirar al techo, lanzar una pequeña pelotita de tela y atraparla, era mi único entretenimiento en las tardes, también la lectura pero mis nervios estaban al cien y sabía que leer mas no calmaría estas ansias, parecía león enjaulado, caminaba de un lado para el otro en mi pequeña habitación.

Jacob salió a jugar, yo no podía salir solo y tampoco podía pedirle a Jacob que me dejara jugar con él y sus amigos, porque ellos eran más grandes y no me dejaría mi madre además de que ellos me lastimarían.

Nuestro Pequeño... Para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora