Capítulo 4

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Llegamos a casa después de unos 3 minutos. Me sentía diferente. Tan diferente que creo que sonreí ese día como un loco.

—¿Porque estas tan feliz hoy Jona? —Me preguntó mi madre mientras almorzabamos.

Me sentí avergonzado cuando me hizo la pregunta de un solo golpe, no quería responderle nada a madre, y tampoco decirlo enfrente de Jacob.

—Por nada mama —contesté bajando la mirada y ruborizándome—, me felicitaron en clases... solo por eso —respondí mintiendo tan mal, que como actor nunca hubiera triunfado.

Mi madre siempre me consentía, con ella me sentía en confianza e incluso siempre la presumía con mi único amigo Liam... presumía de que tenía la mejor mamá del mundo y la más bonita.

Cuando mi madre era más joven, se miraría mucho más linda —imaginaba.

Ella era alta, cabello algo rizado color café, piel blanca, en su cuello ella tenía dos lunares que le hacían verse mucho más linda. Ahora entiendo como mi padre se pudo enamorar de ella.

El sí encontró a la mujer perfecta y me gustaría que me sucediera lo mismo, encontrar mi para siempre.

—Está bien Jona..., si no me quieres decir te entiendo —me contestó sonriéndome como siempre.

—Ok —espeté llevándome la cuchara de sopa a mi boca.

Mi madre habia hecho una exquisita sopa de crema.

—Pero creo que tiene que ver algo con lo de tu amiguita... ¿Cómo es que se llama?... —hizo una pausa, una larga pausa, me congele en ese momento.

¿De dónde había sacado mi madre esa respuesta?

—Déjame ver...­ —dijo colocando su pequeño dedo índice en los labios—, ¡ah sí, se llama Jenny! —Respondió—, cuando dijo su nombre, sentí como todo mi cuerpo se quedaba inmóvil, mi corazón se agitaba. —Tiene que ser por ella ¿verdad? —dijo viéndome directamente a los ojos.

¿Cómo era que mi madre sabia de Jenny?

Nunca le había dicho nada de eso, era mi más grande secreto, pero luego analice que quizás Jacob le había contado algo a mi madre de lo sucedido apeas hace unas horas, mi almuerzo se convirtió en un calvario, faltaban muchas horas para ir a clases y no sabía cómo afrontar el resto del día ante la pregunta de mi madre.

Entonces fue cuando en ese momento saque valor de no sé dónde y con una voz quebradiza le pregunte:

—¿Cómo sabes de... Jenny? —le pregunté con mi voz tímida, sudando y moviendo mis dedos de un lado para el otro debajo de la mesa, era mi típico tic.

—Disculpa hijo —contestó—, pero... tu padre necesitaba una hoja para apuntar unas cosas que le pidió su jefe, no encontraba una hoja a la mano, así que... tome uno de tus cuadernos que tenías guardados en una caja.

Entonces lo comprendí, gire mi vista hacia Jacob y el quitado de la pena desayunaba. El no había sido, era mi principal sospechoso.

—No fue mi intención leer nada hijo, pero... cuando tu padre saco el cuaderno, se cayó al suelo una hoja doblada de adentro del cuaderno y al caer se abrió la hoja hizo un silencio pequeño. —La levante y la quise cerrar..., pero ya había leído algo de lo que decía.

Me puse tan rígido, sin saber qué hacer en ese momento, mi rostro ardía y la vergüenza me dejo como sin palabras.

—Decía Jenny te amo —continuo diciéndome—. Solo eso pude leer... perdón Jona, no era mi intención. Te lo juro deberás, perdóname hijo —me dijo disculpándose.

Nuestro Pequeño... Para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora