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Madison POV:

El dolor por la gastritis en mi estómago habia empeorado, en especial desde el momento que leí el apellido de mi siguiente paciente, honestamente mentiría si dijera que no pensé en pedir que no se me asignara el caso, pero en este punto probablemente se vería muy poco profesional a los ojos del jefe de pediatría y que el padre de esta pequeña criatura fuese nadie más que mi ex no es culpa suya.  Sentí un pequeño golpe de tristeza por Rosie Chalamet, como lo hacía con todos mis pacientitos, aunque este sea mi trabajo no puedo evitar sentirme triste al ver niños enfermos todo el dia, pero con algo de práctica he aprendido a sobrellevar mis emociones, porque así es aquí: en el momento en que te dejes consumir por tus sentimientos, estás acabado.

La residencia me lo enseñó a duros golpes, creo que lloré más en los primeros dos años de pediatría que en toda mi vida, presenciar la muerte cara a cara y en especial cuando se trata de niños, es devastador... a veces me pregunto si elegí el camino correcto, hay días en los que despierto atemorizada por todo lo que he visto dentro de las paredes de hospitales, hay días en los que en realidad no tengo ganas de salir y recordar que hay tanto sufrimiento en el mundo y que me toca verlo directamente a los ojos........

Toc Toc

La puerta de la habitación se abrió, dejando pasar a Nancy, una de las mil enfermeras junto con quien asumía correctamente, era Rosie Chalamet.

— Buenos días —saludó Nancy— traigo compañía... saluda Rosie.

La niña pelinegra de ojos azules se escondió detrás de ella.

— Hola Rosie —saludé con una sonrisa— te traje algo —dije antes de tomar el osito de peluche que había comprado de la tienda de regalos, me gustaba dar pequeños detalles a mis niños, siempre era una manera de comenzar a tratarlos con el pie derecho—.

Esta se asomó detrás de la pierna de Nancy para mirar mejor al oso y se acercó lentamente.

Tomó el amigo afelpado entre sus manitas tímidamente antes de sonreírme.

— ¿Para mi?

Asentí.

— Yo soy la doctora Maddy, estaré contigo cuidandote y haciendote compañía mientras estés aquí. ¿Está bien?

— ¿Me seguiras dando peluchitos? —preguntó con un puchero, asentí, era igual de mimada que su padre—.

— Si, todos los que quieras.

— Okey.. entonces somos amigas —dijo mostrandome esas perlas blancas a las cuales les faltaba una que otra pieza—.

De un pequeño brinquito se subió a la camilla donde ya me encontraba yo, nos quedamos platicando un poco, conociendo más de ella.

— A mi mami le encantará mi nuevo oso —dijo abrazando al peluche, se me estrujó el corazón de solo pensar en ella—.

— Estoy segura de que si...

— Uuuh y... ¿dónde está papi? —me preguntó como si yo supiese—.

— No lo sé, no he tenido el gusto de conocerlo —mentí—.

— Ahh ya verás te va a caer muy bien ¡es  genial! —asentí— ¡Papi! —gritó mirando al pasillo—.

Mi corazón comenzó a latir a mil por hora, vamos Madison, han pasado 6 años, todo quedó en el pasado solo es un familiar de paciente más... solo...

Joder.

Mis ojos se clavaron en su rostro quien aun no me notaba pues estaba ocupado con Rosie. Dí una respiración profunda y me mantuve en posición, era momento de poner mi faceta profesional.

20 cm // Timothee ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora