CAPITULO 4: ANNIE

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CAMINO A CASA

Una vez en la superficie tu corazón se relaja y la sangre vuelve a fluir parsimoniosa por tu venas. Los sonidos del tráfico te rodean y, con la imagen de Jersey Negro aún en tu mente, te subes al primer taxi que ves.

-Hace calor para ser octubre, ¿eh? -comenta el taxista mirándote por el espejo retrovisor-. Normalmente hace más frío por estas fechas.

-Si.

¿Ha oído las noticias? -pregunta mientras se incorpora a la M30.

-No -respondes contemplando tus manos.

-El paro ha subido un 3%.

-¿Un tres por ciento?

-Eso es lo que decían hoy por Radio Española -dice el hombre tras rascarse el bigote-. En fin, menuda noticia. Lo que sí me ha llamado la atención es la cantidad de enfermos que están ingresando en los hospitales de todo el país. La periodista comentaba que habían tenido un incremento de un 30%. Algunos hospitales están desbordados. Espero que no sea nada contagioso.

Tu cuerpo se mece con el movimiento del coche y, mientras el conductor continua relatando las noticias, cierras los ojos.

-Son 18 euros -dice el taxista por tercera vez.

Te bajas del vehículo y contemplas el edificio con su fachada de ladrillos.
<<Estoy en casa>>

-¿Dónde has estado? -te pregunta Annie apenas atraviesas la puerta.

Tu expresión debe de delatar algo ya que se acerca de inmediato y pone sus manos en tu rostro.

-¿Estás bien?

-Algo sucedió en el metro...

Annie te coge de las manos, te ayuda a sentarte en el sofá y apaga el televisor.

-Cuéntamelo.

De a poco, le cuentas lo sucedido sin omitir detalle alguno. Annie asiente sin soltar tus manos. Cuando acabas, te observa frunciendo la frente.

-¿Has dicho que el hombre intentó morderte?

-Si.

Annie coge el mando a distancia y enciende la televisión. El sonido de las noticias irrumpe en el hogar y la miras confundido.Ella te señala la pantalla.

<<Lo que ciertos médicos ya han calificado como un caso de Rhabdoviridae, es decir rabia, ha sido ya reportado en varias zonas del país y, según nos confirma nuestro corresponsal en Bruselas, en diferente partes de Europa también -la joven presentadora transmite la noticia como si de meros chubascos se tratase-. Varios de estos infectados son violentos, por lo que se recomienda que se les lleven a un hospital lo antes posible.>>

-Han estado repitiendo lo mismo toda la tarde -acota Annie.

Una pequeña imagen aparece en el extremo izquierdo de la pantalla y la presentadora cambia el tono de voz. <<Es inevitable que , tras conocer estos casos de rabia en humanos,muchos recordemos el incidente de hace unas semanas en el cual el presidente del Banco Central Europeo era atacado salvajemente durante una conferencia en directo por un mandatario del gobierno ingles>>.

El sonido de agua hirviendo proveniente de la cocina rompe el trance en el que te encuentras y miras a Annie hambriento.

-Conozco esa cara de psicólogo hambriento -te dice poniéndose de pie-, pongo los espaguetis y comemos en diez minutos.

Sigues a Annie a la cocina.

-Bueno, bueno -dice Annie al verte entrar en la cocina-, ¿vas a ayudarme a preparar la cena? Voy a tener que contratar a alguien para que intente morderte más a menudo.

-¿Qué harías sin mí? -preguntas sonriente abrazándola por la espalda.

-¿Qué haría yo sin ti? Anda, ve a poner la mesa, príncipe azul.

La cena transcurre de forma rutinaria. La pasta sabe igual que siempre y el mismo divorciado de todos los miércoles realiza sus surrealistas tonterías por televisión.

En la cama Annie te acaricia el cabello y besa tu rostro. El contacto físico parece alimentar tu agotamiento y tras unos minutos el sueño te envuelve en su manto onírico.


LA MAÑANA SIGUIENTE...

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