CAPITULO 12: MADRE E HIJO

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ABRES LA PUERTA

La puerta gruñe al abrirse revelándote primero a Rambo, y luego a un niño de rizos rubios y ojos vacíos. Este extiende sus manos e intenta devorar al  perro. Tratas de comprender por qué el pequeño zombi solo estira sus brazos... hasta que la luz del móvil ilumina al cadáver de su madre sentado contra la pared. Reconoces a la mujer.

Su muñeca izquierda está cubierta de sangre seca. Su mano derecha aún se aferra a la de su hijo. El cuerpo sin vida se mueve con cada tirón que da el pequeño infectado. El niño debió de haberse convertido una vez el rigor mortis ya se había apoderado de ella. Su mano maternal está cerrada en un candado inmortal.

De repente el pequeño deja de moverse. Su postura, su mirada... todo te recuerda a Annie cuando se miraba en el espejo aquella noche. Rambo cesa de ladrar. Contemplas la escena mientras apuntas con la linterna. El niño se percata de la luz artificial. Su mirada recorre las partículas del haz luminoso hasta que sus ojos se topan con los tuyos. Una sonrisa parece materializarse en su rostro, pero no son más que sus dientes castañeando mientras comienza a tirar de su madre con renovado esfuerzo.

Con los ojos como lunas el pequeño infectado intenta llegar a ti. Debes de ser un plato más suculento que Rambo ya que la postura rígida de la mujer comienza a ceder. El niño la arrastra sentada detrás de sí.

Rambo reanuda sus ladridos y tú permaneces en tu sitio preparándote para el ataque. Te cuadras como militar y alzas el cuchillo por encima de la cintura. Los ladridos de Rambo se oyen ahora a kilómetros de distancia. Los rugidos del pequeño zombie son ensordecedores. La mano con que sostienes el móvil tiembla ligeramente por lo que la luz emula el movimiento y todo se mueve con rapidez a tu alrededor. La criatura está cerca...

10 pasos: el cadáver de la madre se arrastra tras el pequeño.
9 pasos: el infectado comienza a morder el aire y el sonido envía un temblor a tus manos. El móvil se te cae al suelo y la luz se extingue.

Acabas de oír el 8.º paso: Aguzas el oído y prescindes de tus ojos.

CIERRAS LOS OJOS

7 pasos: TAC sus zapatillas golpean el parqué.
6 pasos: SSS la ropa de la mujer se desliza por el suelo.
5 pasos: CRIC la suela de goma rechina contra la madera.
4 pasos: CRAC los dedos de los pies del pequeño crujen bajo su peso.
3 pasos: Fijas tu atención ahora en los gruñidos.

¡AJJJRGH!

Oyes donde está su mandíbula.
¡AHORA!

<<¡Ahhhh!>> gritas y apuñalas el aire en la dirección que te indica tus oídos. Tu brazo se endurece cuando el cuchillo impacta con el maxilar del infectado. La criatura su mueve enrabiada y sientes un líquido recorriendo tu mano derecha. Te agachas y empujas el cuchillo con ambas manos hacia arriba mientras unos dedos fríos te agarran los antebrazos.

<<¡Ahhhhh!>> exclamas más fuerte que antes y vuelcas toda la fuerza de tu cuerpo en una sola puñalada. Los gruñidos cesan. Los ladridos reaparecen. El niño se desploma y se une a su madre; esta vez para siempre.

-¡Shhh, Rambo! Ya ha pasado todo.

Tras recuperar el móvil, te aproximas al husky siberiano. El perro permanece sentado sobre sus patas traseras con las orejas hacia abajo. Te arrodillas frente a él y, con el arma en la mano te dispones a...

¿?

Entonces Rambo te lame la cara una, dos, tres veces. Lo contemplas frunciendo el entrecejo mientras él te devuelve la mirada e inclina la cabeza hacia un lado.

Decides perdonarle la vida y llevártelo contigo. Un ladrido y otra lamida de cara fue todo lo que hizo falta para que Rambo se convirtiera en tu nuevo compañero de piso.

Horas más tarde te encuentras tumbado en el sofá con una sonrisa en los labios. Rambo, a tus pies, despedaza el mando del DVD como si fuese la actividad más divertida del mundo.

La luna ilumina los colmillos del animal que de vez en cuando te mira buscando tu aprobación. Crees que ha comprendido la regla esencial: no ladrar en casa. Solo el tiempo lo confirmará, de momento continúas enseñando tus dientes al igual que él.

Madrid Zombie ExperienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora