CAPITULO 9: ADIÓS

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ES LA HORA

Ha caído la noche. Las manecillas del reloj giran sin descanso mientras las siluetas de los dos cadáveres te acechan en la oscuridad del salón. El alcohol que nadaba por tu torrente sanguíneo también te ha abandonado.

La puerta de entrada continúa abierta y otras tantas horas oscuras transcurren de igual manera. Un sonido o un pensamiento -no estás seguro- rompe el estado de ensueño. Tus extremidades jamás te han pesado tanto ni has sentido tu mente tan anestesiada.

<<¡Supervivencia!>>... no sabes de dónde proviene el mensaje ni si deberías oírlo.

¿Para qué seguir viviendo en un mundo como este?

¿Para sufrir?

¿Para terminar siendo otro zombi más?
¿Son siquiera cocientes de serlo?

¿Para seguir existiendo, seguir respirando?

Las preguntas resuenan en tu cabeza cuando sientes algo moviéndose en tu pierna. Tu corazón se dispara al mismo tiempo que llevas una mano a tus pantalones negros; es tu móvil. Aún sigue vibrando cuando lo sacas del bolsillo y ves que la pantalla indica Mamá.

-¿Dozs? -pregunta la voz de tu madre.

-Sí

-¿Estás bien, hijo? ¿Qué está pasando en Madrid? A nosotros nos han evacuado, ¿puedes creerlo? En fin, que estamos en un polideportivo a media hora de Granada rodeados de militares y doctores, ¡esto es una locura! Yo creo que es todo una exageración... lo del virus ese y lo de los ataques también. ¿Dozs?

-¿Sí?

-¿Tú cómo estás, cómo está todo allí por Madrid? ¡Aquí no podemos siquiera ver las noticias!

-Todo bien por aquí...

-¿Ves?  Te lo he dicho, es todo una exageración ¿Cómo está Annie?

-Está bien...

-Trabajando demasiado me imagino.

-Como siempre...

-En fin, que todo está bien ¿Sabes que aquí nos hacen... od junt...s... peor...tu...dre...

La señal del móvil te abandona junto con la voz de tu madre... Parecer ser que la era de la comunicación ha llegado a su fin.

<<Mi madre y mi padre siguen vivos>>. Sin perder tiempo, caminas hasta la puerta y cuando estás por cerrarla intuyes que alguien te observa. La sensación dura lo que un pestañeo. Cierras la puerta y te dispones a llevar a cabo la horrorosa tarea.

Lo has preparado todo: la ventana que da a la parte posterior de la urbanización está abierta a la noche de par en par. Es hora de deshacerte de los cuerpos.

Tras diez minutos los restos del infectado yacen a 15 metros; su cuerpo una mezcolanza grotesca de carne huesos y fluidos. PUJKS el sonido que emitió al impactar con el suelo se reproduce una y otra vez en tu cabeza, acompañándote hasta el salón donde aún sigue Annie tendida en un charco de su propia sangre.

Madrid Zombie ExperienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora