—Tía Mikasa ¿por qué te casaste tan joven?
Dejó de ver la televisión para enfocarse en la vocecita de su sobrino de siete años, sus mejillas estaban rojas, hace un poco de frío.
Bueno, podría preguntarle lo mismo a tu mamá ¿por qué se embarazo a los diecinueve años? Pero eso sería muy grosero de mi parte. Eres un niño, solo tienes curiosidad.
Sasha, su prima, había salido a comprar las cosas para el almuerzo así que solo se encontraba ella con Falco en la habitación principal. Estaban en la cama, el niño sobre su estómago, sus piernas extendidas, los codos enterrados en el colchón y las palmas de sus manos sosteniendo su cara.
Por su posición, deduce que él quiere escuchar una historia. La cual no le va contar. Tendría que ser cuidadosa con la elección de palabras, a pesar de su corta edad su sobrino es muy listo y aveces, solo aveces siente que puede ver a través de la relación con su esposo. Como si supiera que entre ellos no hay nada en el ámbito amoroso.
Mikasa se inclinó hacia adelante para poder acomodarse mejor.
Podría hablarle un poquito con la verdad. Algo corto.
—Porque quería casarme.
Falco no parecía contento con esa simple respuesta.
—¿Pero por qué? —insistió.
Tu tío Eren y yo llegamos a ese acuerdo.
Fingió pensarlo, puso un dedo en su mejilla. —Porque estaba enamorada de tu tío.
—¿Ya no lo estás?
Mikasa sonrió porque a su sobrino no se le escapa nada.
—Aún lo estoy, solo usé un verbo en pasado. Ya debes de saber que para acciones como esa usamos el pretérito.
La cara de Falco cambio drásticamente, sabía que si usaba vocabulario de escuela lo confundiría un poco.
—Yo no sé —el rubio enterró su cara en la cama—. Soy pequeño.
—Cuando te conviene.
Después de eso Mikasa estiró su mano para jugar con sus cabellos. Enfocó su vista en la televisión de nuevo, pero no estaba prestando atención, su mente vagaba en otra parte.
Me casé porque no quería quedarme sola. Y Eren parecía una buena opción, más bien, la única.
Conocía al chico desde su infancia, pero nunca fueron amigos, solo conocidos que se saludaban de vez en cuando y esto último ocurrió hace casi dos años, porque antes ni el saludo se daban. Eran vecinos, la casa de Eren estaba enfrente a lado izquierdo de la suya, así que de vez en cuando caminaba por ahí para llegar a su hogar y entonces lo veía.
Sus familias no eran amigas tampoco, se hablaban un poco como los buenos vecinos que eran pero nada más. Y ella no se llevaba con Eren porque una vez en una fiesta del vecindario, estaban por jugar con los demás niños cuando el chico de ojos turquesa se negó hacer pareja de ella diciendo que "nunca jugaría con un niña con ojos tan raros y feos como los suyos".
Tenía diez años, pero realmente ese comentario la lastimó mucho y jamás quiso volver a saber de él. Podía verlo todos los días desde el jardín delantero de su casa, pero nunca lo saludaría y así fue.
No es como que prestara mucha atención a su vida, pero con el pasar del tiempo lo vio crecer. Cómo llegaba casi todos los días a su casa con moretones en la cara, recuerda como su mamá se compadeció de Carla por un hijo tan problemático, después lo vio llegar con un grupo de cinco o cuatro chicos a su casa, pero el que llegaba con más frecuencia era un rubio, Armin.
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Red Velvet
FanfictionLoving him was red. ~ Los personajes no son míos, son propiedad de Hajime Isamaya. ~ Créditos de la imagen a @eremika_PG en Twitter.