Tokyo Revengers {One Shots}

⚡Yasuhiro Muto⚡

Pedido por rociobruni espero te guste <3

Rocío, amante de los animales, sobre todo marinos, se encontraba yendo al acuario sola por primera vez a la edad de 18 años. Le emocionaba la idea de pasar horas y horas observando a los animales, pero como todo, el acuario cerraba pronto y quedaban 10 minutos para que cerrara. Al ver la hora, Rocío se giró para ir a la salida, pero se encontró con una vista que la cautivó. Un chico rubio y alto se encontraba mirando a los peces en aquel característico túnel bajo el agua. "Que guapo es" pensó, y siguió mirándole hasta que el sonido del altavoz que avisaba a las personas de salir del acuario penetró en sus tímpanos.

Muto, otro amante de los animales, decidió ir a visitar el acuario solo, y de esa manera, olvidar todas sus preocupaciones como mayor de edad que era. Durante su recorrido vio a muchas personas, pero una en concreto le llamó la atención, una chica castaña de ojos marrones. Inconscientemente la siguió hasta aquel túnel submarino. De un momento a otro vio como ella se dirigía a la salida, así que él también se fue.

Pasaron las semanas:

Rocío estaba intranquila, la habían atracado y buscaba que podrían haberle robado. En ese momento de desesperación se echó para atrás y se chocó con alguien. Al girarse se encontró con un uniforme negro y al levantar la vista cruzó miradas con un miembro de una banda de delincuentes.

- Disculpa, fue sin querer. - expresó nerviosa agachando la cabeza.

- No pasa nada, por cierto...- Rocío levantó la cabeza al no oír la continuación. - Esto...te noto preocupada ¿ha pasado algo? - "que guapa, es la chica de la otra vez, ¿cómo se llamará?" pensó el chico. - Soy Yasuhiro Muto.

- Ahh, bueno...me han atracado. Pero solo se han llevado mi entrada del acuario. - explicaba apenada. - Soy Rocío Yama, encantada. - respondía ella con una sonrisa.

- Qué casualidad, yo iba a ir ahora al acuario. Te invito a la entrada. - contestó con una sonrisa.

- Muchas gracias, pero no hace falta. - respondió ella, "no me lo puedo creer, es el chico guapo de la otra vez, y me está hablando...Vamos Rocío cálmate, no vaya a ser que te sangre la nariz".

- Insisto, por lo desanimada que te he visto intuyo que te hacía mucha ilusión.

- Bueno, acepto entonces. - dicho esto, los dos entraron al acuario y al entrar siguieron hablando.

- ¿Sabes? Muto, la verdad es que hace varios días vine aquí, pero no me dió tiempo a ver todo.

- A mí tampoco, por cierto, llámame Mucho si quieres...¿Qué lugares no visitaste la última vez?

- Bueno, me faltaron las focas, los mini peces, las morsas... - siguió explicando ella.

- Tienes que ver a las focas, son mis favoritas. - contestó Muto.

Esa tarde compartida fue maravillosa para ambos, no dejaban de hablar y pensar en el otro. Vieron a los delfines, a las morsas, a los leones marinos, a las focas, a los pingüinos y peces de diversos colores y tamaños. Al terminar de ver absolutamente todos los hábitats con sus respectivos animales, fueron a la tienda dentro del recinto, Muto(Mucho) le regaló un peluche de pingüino a Rocío y ella le regaló un llavero de una foca.

Las semanas iban pasando, y los dos decidieron ir a por todas, y quedaron en el túnel del acuario.

- Hola Mucho - saludaba Rocío a lo lejos.

- Hola Rocío. - contestaba Muto. - Hoy quería comentarte algo importante.

- ¿Sí? Yo también la verdad.

- Dime entonces.

- Tu has hablado primero, empieza tú Mucho.

- A decir verdad, la primera vez que te ví fue en este mismo lugar, y cuando comencé a hablar contigo me cautivaste; tu sonrisa, tu risa, tu personalidad, hasta tu estatura, absolutamente todo, por ello, ¿me darías el honor de ser tu novio? - finalizó levantando la cabeza y viendo a una Rocío con los mofletes inflados.

- Lo de la altura sobraba...Claro que sí Mucho, yo también te quiero. - dijo poniéndose de puntillas y besando sus labios. - Que conste que metro sesenta y cinco no es ser bajita, lo que pasa es que tu eres muy alto, yeti de metro noventa y cinco. - contestó riéndose.

- Pero soy tu yeti preferido. - dijo volviendo a besarla por haberle robado un beso.