𝐁𝐋𝐔𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 ━ ALFIE SOLOMONS

7

Ellah pasó casi medio año manteniendo todo bajo control en su vida. Cinco meses felices con Alfie y cinco meses de estar en mejores términos con su familia. Estaba demasiado segura de que sus hermanos nunca se enterarían de lo de Alfie. Tan confiada que apenas pensaba en Tommy y en cómo él todavía sospechaba de su relación con el otro gánster. Pero había esperado su momento.

Ada había insinuado que Ellah estaba actuando de manera extraña. Después de la mención de Alfie Solomons, no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Su hermana se había alejado a propósito de los hombres que él había enviado para vigilarla. Entonces había algo que estaba escondiendo. Con el propio consejo de Ellah, envió hombres que eran más competentes que los dos últimos. Y funcionó.

Había algo inquietante en el aire, pero Ellah lo ignoró. Debería haber escuchado a su tía, quien le dijo que nunca ignorara un instinto. En cambio, volvió a encontrarse con Alfie. Se habían familiarizado tanto el uno con el otro.

Era como estar con un viejo amigo y un nuevo amor. La escuchó como nadie lo había hecho nunca. A menudo mencionaba algo mucho después de que ella se lo contara. Le dio a Ellah un salto en su paso. Con demasiada frecuencia se sentía ignorada por su familia. Era solo la bebé Shelby, demasiado joven para entender algo.

Demasiado joven para saber cuáles son las verdaderas emociones. Apenas conocía a su padre. No sabía lo que era estar tan descuidada. Ellah no sabía nada. Pero Alfie la respetaba. Él la validó y le aseguró que sus temores eran razonables. Ni una sola vez se encogió de hombros y le dijo que solo estaba siendo una niña tonta. Aún así, Ellah no sabía cuán fuerte era el efecto que tenía en Alfie.

Parecía que cada segundo del día ella estaba en su mente. Y cada vez que sus ojos azules pasaban por su mente, no podía evitar sonreír. En verdad, pensó que había encontrado a la indicada. La mujer que ni siquiera creía que existía. Una mujer con la que estaría encantado de pasar el resto de su vida. Fue aterrador considerarlo. Dejando todas sus emociones sobre la mesa como una baraja de cartas. Cada uno mirando hacia arriba, listo para que ella lea y reaccione. Muy pocas veces se encontraba en una posición vulnerable.

Pero eso cambió con Ellah. No era una interacción comercial ni fue una batalla.

Así que se sintió completamente desprevenido. Y, sin embargo, estaba más que dispuesto a seguirla hacia un futuro incierto.

Continuaron saliendo juntos. Salir a caminar, cenar o bailar, que era solo una excusa para abrazarse. Era entrañable y tierno, algo a lo que ninguno de los dos estaba acostumbrado en lo más mínimo. Cada vez que se veían era como escarbar en una golosina azucarada. Cada vez era como el cielo y se separaban todavía anhelando más. Pero llevaban equipaje consigo, secretos y mentiras que no podían borrar por completo.

Y ya no podían seguir ignorándolo.

Tommy estaba en Londres, terminando algunos negocios a mitad de la noche. Caminaba de regreso a su auto cuando uno de sus hombres se acercó.