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Y esa era yo a segundos de que se encendiera la luz verde del arranque, mi motor ya estaba calentándose, se escuchaba a la multitud alentando, este había sido mi sueño desde pequeña y finalmente se cumpliría. En ese momento los demás pilotos no existían, solo éramos yo y mi auto y aquel sonido del motor hacia la señal de arranque. Y ahí supe que todo lo que pasé valió la pena porque sabía que al terminar la carrera sería campeona mundial.

Hasta que escuché la voz de mi madre, ya era tarde, iba a llegar tarde a mi primer campeonato nacional de karting y claro que no podía darme ese lujo. Tomé mis cosas y rápidamente subí al auto donde mi madre me esperaba con mi equipo.

Ya llevaba tres años en el mundo del automovilismo con el apoyo de mi madre. Había empezado como una actividad de sábado en la mañana donde mi madre y yo nos levantábamos temprano, hacíamos sándwiches y nos dirigíamos al circuito de renta de karts. Creo mi gran interés surgió después de aquel domingo en casa de mi tío Humberto quien era un fanático de la fórmula 1, en aquel gran premio de España de 2002, cuando yo tenía a penas 5 años. Tres meses después ya había ingresado a un entrenamiento, y luego de arduo trabajo aquí estoy llegando a mi primer campeonato nacional, que según yo tenía entendido eran 5 fechas.

Al llegar a la competencia me sentía observada, como si todos los ojos de quienes serían mis oponentes y sus padres se clavaran en mí. Me sentía algo fuera de lugar, ya que eran todos hombres y una que otra madre que apoya a su hijo. Pienso que quienes me daban más confianza eran mi madre y mi instructor, ambos tenían fe en mí y sabían que llegaría bastante lejos.

Al iniciar mi primera carrera me sentía bastante nerviosa, como si un agujero se formara en mi estómago y aquella vibración del kart se sentía infernal, sentía que no iba a poder, y al dar la salida mi tensión se liberó. Después de varias vueltas yo terminé en cuarto lugar, que era muy bueno para ser un comienzo, me sentí orgullosa de mi misma y sabía que en mis siguientes carreras daría el máximo desempeño.

Fueron cuatro carreras más en las que me desenvolvía con confianza, tuve resultados satisfactorios para mí, 2 podios, un quinto lugar y un primer lugar. No me sentía satisfecha y yo iría por más.

Luego de unos años compitiendo en carreras nacionales y obteniendo 19 podios y 9 primeros lugares supe que quería ingresar a las ligas mayores, se volvió un objetivo que yo iba a alcanzar sea cual fuera el costo.

I am the ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora