I am the Man

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Iniciaba mi primer fin de semana de carrera. Me dirigía temprano al garaje de mi equipo lista para comenzar todo. Fui con el jefe del equipo para revisar lo que yo debería hacer y cómo. Posteriormente, me coloqué en mi monoplaza que llevaba el número 13, un número con una historia bastante curiosa, el porqué de mi elección no era muy compleja, simplemente lo consideraba un número inusual, además de que yo había nacido el 13 de junio de 1997 que casualmente era viernes. Así que si nos vamos por las supersticiones mi número era el 13.

Después de haber abordado mi monoplaza se dio inicio a la primera práctica. Charles salió primero del garaje y detrás de él estaba yo. Salí algo insegura de boxes, era diferente la sensación y me sentía bastante insignificante, sin embargo, al mismo tiempo yo estaba en la cima viviendo uno de los momentos más importantes de mi vida, al empezar a acelerar se sentía toda la fuerza empujando hacia atrás mi cuerpo, era increíble lo mejor que me había sucedido sin duda, y la sensación era fantástica.

Todo era diversión y risas cuando experimenté el primer choque, no había sido demasiado grave, no obstante era un aviso, uno que me decía que aunque ya había cumplido mi sueño de años mi siguiente misión era tener un podio y si se podía un primer lugar. Yo volví a acelerar después de ese percance e hice caso a lo que me dijera mi equipo, fui a boxes a dejar mi monoplaza y me retiraba de la práctica. Al parecer mi auto tenía pequeños fallos, los cuales si no eran corregidos podrían causarme futuros problemas.

Charles tuvo también aquellos problemas mínimos en su vehículo, pero no tuvo ningún choque, aunque tuvo complicaciones al terminar la práctica. Cuando regresó al garaje se acercó al equipo para discutir lo que le había sucedido y posteriormente a mí para conversar.

—Emmanuel, te dije que el 13 tenía una maldición, ¿no pudiste haber elegido el 12 o cualquier otro?— Dijo a manera de burla, a lo que yo respondí.

—Pues no te conocía cuando elegí mi número, además claro que si sé de la "maldición" solo que no me importa, además nací en viernes 13 así que digamos que es mi número — dije remarcando las comillas con los dedos de manera sarcástica.

Luego de aquella breve conversación nos dirigimos hacia las entrevistas que nos esperaban. Todo mundo mencionaba el choque de Emmanuel Ferreira y el magnífico automóvil de Mercedes. Sobre mi desempeño en la práctica yo no comentaba nada más que esperaba mejorar en la siguiente práctica.

Por la tarde después de una reunión con el equipo salí a recorrer la ciudad de Melbourne. Yo llevaba una blusa blanca con una falda negra al salir del hotel y era más que obvio que nadie me iba a reconocer. Era a Emmanuel a quien conocían no a Estella y en ese momento yo solamente quería un respiro, había sido bastante duro mantener aquella identidad durante dos años y yo nada más esperaba aquel día en el que ya no me tuviera que ocultar más.

Después de caminar algunas calles mi teléfono sonó, era Charles, contesté el teléfono.

—Emmanuel, ¿dónde estás?, tenemos una reunión urgente con los del equipo para volver a discutir la estrategia para la clasificación de mañana.— Escuché y me puse helada, no había atendido al llamado y sabía que algo malo iba a suceder si no me presentaba a tiempo.

—Si Charles voy para allá tú avisa que ya estoy en camino.— Le respondí.

—No, mira te necesitamos ya, voy a pasar por ti solo dime dónde estás.— En ese momento me encontraba entre la espada y la pared, si le decía a Charles que viniera por mí, yo tendría que contarle mi secreto. Por otro lado, si no llegaba a tiempo a la reunión, podría verme en serios problemas con mis superiores. Decidí ir por la primera opción, pero antes debía prevenirme. Me puse una sudadera que llevaba en la mochila, y también me quedé en los shorts que llevaba debajo de la falda.

Charles llegó 5 minutos después y rápidamente subí a su auto. Él no hizo preguntas y de un momento para otro ya nos encontramos en la reunión. No tardó demasiado y después me fui a mi habitación a descansar. Aquel había sido un momento de bastante tensión para mí y por poco tuve que revelar mi verdadera identidad.