ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔇𝔬𝔰

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Mirando nuevamente la dirección que Chris me habia dicho, la cual estaba anotada en la palma de mi mano, me asegure de estar en el lugar correcto. Efectivamente, la enorme casa blanca de tres pisos frente a mi, pertenecia al señor De Jesús. Con techos empinados y grandes ventanales, el edificio daba la imagen de ser aun más grande de lo que era pero supuse que con el dinero que estas personas tenian seguro podían comprarse una casa del tamaño de la manzana. No me extrañaría que tuvieran una en uno de esos lugares turisticos y bonitos.

Con un suspiro de cansancio, acerque el auto lo más que pude a las enormes rejas negras que rodeaban la casa hasta que pude ver el portero electrico. No me emocionaba para nada la idea de tener que ser la niñera de un niñito rico, seguramente muy malcriado y berrinchudo, pero no tenía muchas opciones que digamos. Bajando el vidrio de mi ventana, saque el brazo y estiré hasta que pude alcanzar el pequeño botón.

—¿Hola? —una voz masculina estropeada por el sonido de interferencia salió desde el aparato.

—Eeh... Hola, soy Joel de León —respondí rápidamente—, vengo de parte de Christopher Vélez, por la
entrevista de trabajo.

—Oh si, Christopher me dijo que vendrías. Pasa, por favor.

Los portones se abrieron y oprimí el acelerador, dandome paso por el camino de grava hacia la casa. El lugar era mucho más bonito de cerca. Apagando el motor, guarde la llave y baje del auto. El patio frontal estaba inundado de bellos arboles con bonitas y coloridas flores en todas partes, simulaban una especie de pintura abstracta de hipnotizaba. Sonreí al pensar en mi mamá en un lugar como ese, seguramente la mujer se volvería loca, amaba las flores tanto o más que a mi.

El sonido de una puerta abriendose logró que sacara la mirada del patio y me girara para enfrentar la casa. Un hombre de contextura menuda y buen porte estaba de pie en la entrada. Llevaba una fina camiseta de un color verde oscuro que resaltaba su piel palida. Mirandolo desde unos metros de distancia supuse que el hombre debia tener un poco más de treinta años años.

—Buenas tardes —sonrió y ese gesto ilumino totalmente su rostro. Caminé hacia él a paso ligero, devolviendo el saludo de forma automática—. Chris me dijo que necesitabas un trabajo —comento cuando estuve a solo unos pasos, asentí. él hizo un gesto hacia la puerta abierta—. Ven, pasa y tal vez podamos hacer algo por ello.

—Gracias, Sr. De Jesús.

—Dime Zabdiel o Zab, no soy tan viejo. —pidio con una leve sonrisa, cerrando la puerta antes de comenzar a caminar por el recibidor.

La casa era grande, muy grande. Decorada con tonos cremas y solo unos pocos colores oscuros, el
lugar daba un aire a clasico demasiado fuerte para una casa. El clima hogareño parecia haberse pedido hacia unas cuantas remodelaciones o tal vez nunca habia existido. Siguiendo al señor De Jesús por un pasillo, pasamos al menos por unas cuatro puertas antes de llegar a un pequeño despacho.

—Toma asiento, Joel —dijo amablemente mientras rodeaba el bonito escritorio de madera oscura.
Hice lo que me pidio.

—Bien, supongo que Christopher te explico lo que implica tu trabajo.

—Algo —hice una mueca—. La verdad solo me dijo que habia un puesto libre como guardaespaldas de su sobrino.

El señor Zabdiel suspiró y cruzo las manos sobre el escritorio, mirandome directamente.— Es un poco más complicado que eso.

—Debo hacer de niñera, ¿verdad? —pregunte en tono cauteloso, logrando una risita por parte del mayor.

—Algo así —acepto—. Erick es un chico algo... —vaciló unos segundos— complicado.

𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora