Dos años despues...
-¿Es la primera vez que viajas?
La delgada chica sentada a mi lado, me miró con sus enormes ojos verdes llenos de curiosidad. No podia tener más de dieciocho años y por su palida expresión presentí que estaba hablandome solo porque tenia cierto temor de estar sobre un avión. A pesar de que su cabello caía castaño sobre sus hombros, sus ojos expresivos me recordaban tanto a Erick que me encontré sonriendole sin darme cuenta.
-No, no es la primera vez -acepté-. Pero de todas maneras odio hacerlo.
-¿Porque lo haces entonces? -su voz sonaba tranquila pero los dedos aferrados al apoya brazos me dijeron que no lo estaba.
-Vuelvo a casa -miré por la ventana, observando el paisaje que Inglaterra representaba.
Ella me miró un segundo-. Oh -dijo-. Supongo que estas feliz, ¿cuanto tiempo estuviste fuera?
-Dos años -contesté-. Aunque siento más miedo que felicidad, realmente.
Eso logró captar totalmente su atención y sus dedos se aflojaron-. ¿Miedo de que?
-De haber perdido lo que deje atrás -hice una mueca-. Se suponia que solo estaria fuera un año pero surgieron cosas, posibilidades que me ataron a Londres -giré la pequeña alianza que rodeaba mi dedo-. Temo haber perdido lo que deje aquí por ello.
El miedo se habia aferrado a mi pecho durante demasiado tiempo. Habia perdido el total contacto con Erick desde hacia varios meses y no lo veía hacia más de un año, desde la última vez que habia ido a Londres a visitarme. Sus viajes eran cortos y normalmente solo duraban un par de días antes de que se viera obligado a volver a Miami pero siempre aprovechavamos cada minuto de nuestro tiempo juntos.
Entonces el jodido trabajo se habia puesto entre nosotros. Habia conseguido un trabajo en una universidad privada de Westminster y me habia cegado tanto la euforia del puesto que ni siquiera me di cuenta de que las llamadas de Erick se hacian más aisladas unas de otras y demasiado cortas hasta que estas dejaron de llegar. Ignoré ese hecho al principio pero no podia hacerlo más.
Habia sido egoista con la única persona a la que habia llegado a amar más que mi vida y comprenderia si Erick me alejaba cuando llegara a Londres pero al menos debia intentarlo. Ya nada me quedaba en Londres, no despues de haber renunciado al puesto y practicamente correr al aeropuerto. Mi estupides podria haberme quitado lo mejor que me habia sucedido en mucho tiempo.
El cartel luminoso comenzó a parpadear, informando que debiamos abrocharnos los cinturones para el aterrizaje. Sacudiendome de mis pensamientos, hice lo pedido y me recoste en el asiento. Los dedos temblorosos de la chica lograron hacer click en el seguro antes de que volviera a centrar su atención en mi.
-Mi papá suele decir que no hay fuerza en la tierra que pueda destruir un amor verdadero -pareció meditar sus palabras unos segundos-. Supongo que no esta equivocado ya que lleva junto a mi otro papá más de veinte años.
Miré a la chica y sonreí-. ¿Alguna vez se separaron?
Asintió-. Mi papá es artista -rió un poco-. Algo ironico ya que yo no puedo dibujar un muñeco palito sin que se tuerza. La cuestión es que viajaba mucho pero cuando volvia a casa era como si nunca se hubiese ido, el amor entre ellos era casi palpable... aun lo es.
El avión finalmente aterrizó unos minutos despues y pronto los pasajeros comenzaron a descender. La chica a mi lado se puso de pie y toma su mochila antes de dirigirse a la salida con paso ligero, como si alguien estuviese corriendo detrás de ella. Parecia que el solo estar dentro de un avión le hacia mal.
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𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊
Romance𝖤𝗋𝗂𝖼𝗄 𝖾𝗌 𝗎𝗇 𝖼𝗁𝗂𝖼𝗈 𝖽𝖾 𝖽𝗂𝖾𝖼𝗂𝗈𝖼𝗁𝗈 𝖺𝗇̃𝗈𝗌 𝖾𝗅 𝖼𝗎𝖺𝗅 𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾 𝗉𝗋𝗈𝖻𝗅𝖾𝗆𝖺𝗌 𝖽𝖾 𝖽𝗋𝗈𝗀𝖺𝖽𝗂𝖼𝖼𝗂𝗈́𝗇 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺𝗋 𝗎𝗇 𝗆𝖺𝗅 𝗆𝗈𝗆𝖾𝗇𝗍𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗉𝖺𝗌𝗈́ 𝖼𝗎𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖾𝗋𝖺 𝗆𝖺́𝗌 𝗃𝗈𝗏𝖾𝗇 �...