ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔙𝔢𝔦𝔫𝔱𝔦𝔱𝔯𝔢𝔰

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—¿Eres alérgico a algo, Erick? —mamá le sonrió suavemente a Erick quien permanecía enrollado en mi regazo.

—No, señora.

—Te dije que me podías llamar mamá, cariño. —palmeo su pierna de manera cariñosa—. La cena estará lista pronto, entren cuando lo deseen.

Asentí hacia mi madre mientras ella se volteaba y se perdía detrás de la malla mosquitera. Erick se acurrucó más cerca cuando empuje el pie contra el suelo logrando que el sofá hamaca se moviera suavemente. Erick no había querido volver a la sala con el resto de mi familia, sabia que había sido demasiado calor familiar, así que decidí que sentarnos en el patio trasero sería bueno para él. El aire fresco y el aroma a césped recién cortado debía lograr tranquilizarlo, conmigo funcionaba.

—Pimo Er. —mi pequeña prima Bella jaló los jeans de Erick, intentando llamar su atención. El ojiverde la miró con una suave sonrisa cuando le obsequió una flor violeta un poco maltrecha por sus manitos—. No llores.

—No lloro, pequeña. —aseguró el menor, acariciando un mechón de rubio cabello.

¿Por qué no todos mis primos podían ser como ella, con actitud de angelito? No, tenían que darme cinco primos que más que adolescentes parecían una mafia a punto de formarse y por desgracia los jefes eran los gemelos Tontín y Taradin. Sabia que en un par de años -al igual que todos los demás- ellos dejarían esa actitud para comenzar a actuar como jóvenes maduros. Pero la espera era una tortura.

Bella le dio una brillante sonrisa de hoyuelos antes de voltearse y alejarse corriendo hacia donde los más pequeños jugaban.

—Ella es linda. —susurró Erick.

—Disfrútala ahora, osito. —advertí antes de señalar hacia los cinco adolescentes jugando al futbol—. Después quedan así y lo único que quieres es encerrarlos dentro de una jaula en el sótano hasta que cumplan cuarenta.

—No son tan malos. —rio.

—Son muy malos. —aseguré intentando hacer una voz terrorífica—. Recuérdame bloquear nuestra puerta esta noche.

—Exagerado. —rodó los ojos.

Dándole impulso nuevamente a la hamaca, sonreí cuando Louis y Harry salieron por la puerta de malla. Ambos se sentaron frente a nosotros con expresiones estúpidas en sus rostros mientras nos observaban. No me gustaban sus estúpidas sonrisas, para nada.

—¿Por qué nos miran así, par de micos?

—¡Joel! —Erick palmeo mi pecho, poniendo mala cara.

—¿Que?

—No les hables así. —me reprendió.

—Awww —Harry junto sus manos frente a su pecho mientras nos miraba con cara de tonto—. Son demasiado tiernos, si hasta parecen un matrimonio.

Erick parpadeo hacia él varias veces antes de un profundo tono rojizo dominara su rostro, rápidamente se escondió en mi cuello un segundo antes de que un segundo "Awww", esta vez a dúo, se escuchara.

—Ya dejen eso, idiotas. —lancé una patada hacia ellos mientras rodeaba a Erick con mis brazos—. Lo avergüenzan.

—Awww, lo avergonzamos, Hazz. —Louis codeo a su novio antes de sonreír como tonto. Lo miré elevando una ceja, sorprendido de que le siguiera la corriente pero el chico no borro la sonrisa y con la misma voz estúpida contestó:— Me conviene seguirle la corriente, me gusta el sexo.

—Esta bien. —dije estirando las vocales—. ¿Por qué mejor no me dicen como van sus estudios? Sería mejor que escucharlos decir estupideces.

—No ha cambiado mucho. —Louis se encogió—. Estudiar medicina es una mierda a veces.

—¿Estudias medicina? —preguntó Erick, con una verdadera expresión de sorpresa.

—Si, lo hago —rio el ojiazul—. Más concretamente quiero ser medico de urgencias, es genial.

—Wow. —parpadeo hacia Harry—. ¿Y tu que haces?

—Estudio música en la universidad de Miami. —sonrió el rizado.

—¿La universidad de Miami? —frunció el ceño—. ¿Estudiamos en el mismo lugar?

—Puede ser —se encogió de hombros—. Mis clases son en la noche ya que trabajo de profesor particular durante el día.

—Eso es realmente genial.

—¿Y tu que haces, Erick? —preguntó Louis.

—Básicamente me grita, me arroja cosas y duerme la mayor parte del día. —contesté por él, ganándome un brusco golpe en el estomago.

—Idiota.

—Mañoso.

Erick me miró de mala manera antes de volver su mirada a Louis y Harry—. Estudio arte.

—¿Pintas? —Harry lo miró con una sonrisa.

Erick se encogió de hombros, haciendo un gesto para abarcar todo—. Pintura, escultura y fotografía. He intentando aprender todo.

—Es genial en eso. —aseguré, besando el cabello del moreno—. Y también canta.

Harry saltó emocionado por ese dato y la charla comenzó a desviarse a distintos temas. Al paso de los minutos noté que Erick casi no estaba hablando. Su rostro estaba enterrado en mi pecho mientras jugaba con los botones de mi camiseta.

—¿Estas bien, bebé? —susurré, pasando mi mano por su mejilla para darme cuenta de que estaba hirviendo—. Joder, Erick, estas volando en fiebre, ¿te sientes mal?

Negó con la cabeza un segundo antes de apartarse para mirarme—. Me duele el estomago pero no te preocupes, ha sucedido antes.

—¿Qué quieres decir?

—Ha pasado mucho tiempo desde mi ultima dosis. —susurró.

—¿Ha sucedido antes? —asintió—. ¿Qué haces cuando pasa?

—Voy por otra dosis, nunca deje que pasara tanto tiempo.

—Mierda, bebé, debiste decírmelo.

—¿Qué sucede? —Louis miró a Erick con preocupación.

—Tengo síndrome de abstinencia. —respondió el moreno antes de que pudiera decir algo.

—¿Eres adicto? —pregunto Harry sorprendido.

—Era —corrigió antes de mirarme—. Joel me esta ayudando con eso. Quiero dejarlo pero voy a tener que pagar un precio por ello.

Louis se acerco a nosotros antes de ponerse de rodillas frente a mi—. ¿Puedo? —su mano vacilo frente al rostro de Erick, una mirada medica en su rostro. Erick asintió y Louis apoyo su mano—. Me gustaría tomarte la temperatura e intentar bajar la fiebre, Erick, podría ser peligrosa si sube demasiado.

—Esta bien. —susurró en acuerdo.

—Iré a mi auto por mi maletín. —se pasó de pie dirigiéndose a la puerta pero se detuvo, mirándome sobre su hombro—. Será mejor que lo lleves a tu habitación, Joel, he visto este tipo de situaciones antes y se va a poner feo.

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𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora