5. Alma Emancipadora

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¿Y donde quedo Griselida en todo esto? la incógnita se responde impresionada mente al saber que regreso al reino por alguien importante, su amigo Thrend en peligro.
-No se si estas a ciegas, pero esa venda en tus ojos no mienten-, Expreso Don Marino cuando interrogo y razono con... ¿¡UN NO-MUERTO!?. Si aunque sea broma, intento razonar con sus rugidos hasta que disparo el gatillo de la pistolita blanca-fina.

-Em! Maldades del mas allá, ¡denme al menos una señal de!... wau! Esto!?- hablo Melancólico Don Marino hasta que vio una pieza muy única en su armadura tecno-acuático, al observar detallista, tenia líneas azuladas y metálicos eléctricos.

Guardo la incógnita en su bolsillo, antes de que se armara de valor y ARMAS! para escapar de la ciudadela.

¡Salió del portón! y corrió por la gran Linterna del Lucero, los no-muertos aldeanos caminaban veloz ante su merced, por suerte tenia la medalla de la fortuna en su pecho, ¡que casualidad!.

Blam!, Flish!, era todo lo que se oía al ver a las gárgolas del abismático, Dan'haror a los mal venidos decían en su lengua obscura, sin remordimientos Marino se desplazo abajo de una gran esfera explosiva igneratus y de un fuerte corte destellante de su fina espada, la precisión del gatillo de la pistola de fuego azul BLAAAAM!, cayo enzima de las criaturas voladoras.

-Esa va por ti señora cervecera-, grito a la emoción de la acción repentina de las flamas de la luz.

Dirigiéndose a las arenas prohibidas, en Afdanikhas están los Aros de Halekir, unas pinzas colgantes les aguarda en las tierras mas peligrosas en Márhod por mencionar algunos forajidos baldíos mientras recorría las calles a la fuga.

-¿¡No deberíamos estar en el palacio a salvos!?-, Exclamo Thrend sintiendo algo de temor aun estando en su caparazón el pobre diminuto, quería proteger a su querida Griselida.

-Aquí la presencia obscura no esta presente, ya puedes salir mi amiguito-, Respondió encantada y cautelosa; la amistad que tenia con el Erizoide Guardián, siempre hubo algo detrás de ellos dos.

Don Marino desde lejos observo como desde el aire desprendía un meteoro de humo, pero era la de The-kall al caer con su nigromancia y piso la superficie arenosa con su ¡ENTRADA DE MORGE!.

-HAAAAAAHAHAHA!, es hora de sacar a los hijos de la oscuridad!!!-, Grito exclamando sus palabras con un tono esplendido y entusiasmado.

Alzo su bácula y disemino su poder con un estilo elegante, como si bailara en una festividad de gala.

A Don Marino le robo la mirada lo que sucedía en la ciudadela, pero no quiso regresar por más que el quisiera, solo debía buscar refugio en lo mas recóndito del pueblo cercano de Afdanikhas, al océano de su brújula de bolsillo, sabia que tenia que tener cuidado con los espejismos sombra.

Alzaron las banderas esqueléticas que ardían en fuego violeta, eso en el fondo The-kall sentía como una fuerte banda metálica de guitarristas sonaba en su mente.

-No teman, ¡huyan de mi como si no hubiera un final tan efímero!-, Alzo su voz empoderado sintiendo un umbral de anarquismo, todo se sintió totalmente descabellado cuando ALZO SU BÁCULA DE LA MUERTE para canalizar el ocaso del Abismo sin Fondo en su máximo esplendor, giraba en su alrededor que tan pronto cuando abrió su palma FLUM! demonios vigías que resguardan la arena como su manta en la oscuridad sin retorno.

El Khitorídian: La Maldición de The-Kall (Lance 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora