12. De Vuelta al Asedio

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El cielo morado se movía ante las pisadas lejanas de Osílon, su antiguo rey titánico al fin a despertado, Dorán se sostenía encima de su hombro mientras expresaba:

-¡Extrañe hacer esto desde que era muy joven!-.

-¿Alguna vez has escuchado de los nigromantes?, tal vez le interese el arte siniestro, te dará poderes ilimitados... pero hay un precio por ellos como todas las magias requieren...-, habló minuciosamente el vidente comerciante ondaku a Flecha Negra quien buscaba aquellas visiones.

-No estoy tan interesado en aprender nigromancia por ahora, tal vez tenga el bidón astral que le pedí.. ¿no es verdad?-, respondió Flecha Negra con la mirada fija e intensa en el ambiente.

El vendedor se quedo perplejo ante la voz intensa de Flecha Negra, inconmensurable en el significado de sus palabras respondió:.

-ERES LO QUE LA GENTE PIENSA DE TI, LA PESADILLA VIVIENDO EN LAS ESPALDAS DE LOS DEMÁS, ¡CAPA!-.

FUAM!, de un chasquido reapareció entre personas anónimas, pero vio entre individuos reconociendo al famoso literato Antrix del Gran Bastión.

No obstante vio las luces centellando en sus pupilas, aún sintiéndose algo aturdido, BLUM!, chocaron eventualmente Antrix y Flecha Negra, irónico para ambos.

-Hey!, yo te conozco, acaso ya te contaron que no se permiten armas de alto potencial en estos barrios altos-, dijo Antrix entonando en enigma su voz.

-Puede que yo no pueda ser lo que tu esperas, pero ellos si, y nos están cazando en alto riesgo-, exclamó Flecha Negra, intimidando el ambiente mientras todos trataban de huir del lugar, encapuchado para ocultar su rostro y empalar sus nervios, alzo su arco, y la flecha... EMANANDO FUEGO OSCURO.

-Humarada del cartel, aun te huelo desde afuera y a fondo ¡flecha bastarda!-, dijo alarido el busca-cabezas Xatrix, la misma raza de que venía Antrix antes de rebelarse en contra del Manto Superior.

Se asomo al puente de arena, pero adelante se pararon los otros buscadores encabezados, tenían disparadores de rayos oscuros revelados y escondidos en las mangas de sus manos.

Lo extraño era saber como es que reconocían a Flecha Negra por su nombre, pero Antrix sabe que también hay vigilantes en todo Ázirnoth, tratando con cualquier magia como expansivos experimentos para encapsularlos.

El pequeño centinela Punki, lo apodaron así por la forma saltarina y plegable que su forma de ser, lo mandaron como cebo sin piedad, Antrix lo vio algo sorprendido y a la vez intrigado, Flecha Negra preparaba su boomerang ondeante, mientras se encapuchaba de su ropa marrón plateado, lo que significaba lo inverso al lucero.

-¿Salimos a la de cuatro vale?, ¡una, dos, tres, cua...tro!-, exclamo Flecha Negra susurrando a Antrix de cerca mientras corrían juntos a la vez, que apenas rozo el láser oscuro a Antrix. Llegando a la cima de una manta gigantesca y dura en extraordinarias circunstancias.

La enorme vista en la luz árida del desierto era tan impresionantes como las pocas plantas tropicales que quedaban, pero un rastro de ellas estaban corrompidas a lo lejos del palacio del reino absorbidas por el poder abismático.

Kírad filosófico pregunto: ¿si las aves saben volar, como saben discernir?, a lo que Artenidas responde:

-La respuesta esta ante nuestros pies, siempre lo estuvo, ellos ven y escuchan como si pasaran las arenas, esa es la clave del lenguaje mi alto líder-.

El Khitorídian: La Maldición de The-Kall (Lance 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora