Capítulo 53: Rutina

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En qué momento se me ocurrió aceptar cuidar a los demonios de Jinyoung, es algo que hasta el día de hoy me pregunto. Tuvo que habérselos encargado a Youngjae, pero sospechaba que no quiso molestar a su amigo, porque el castaño ya tenía suficiente con hacerse cargo de dos imbéciles como BamBam y Yugyeom.

Agradecía a cualquier dios existente que Jackson fuera más o menos decente, y que no estuviera todo el tiempo en celo como BamBam, o fuera engreído como Yugyeom, o una bola de pelos gruñona como Jaebum.

Mi bebé era la cosita más perfecta del mundo (aunque no como yo)

Pasó solo un día desde que estaba cuidando a esos mocosos salidos del infierno mismo, y ya estaba sintiendo como una vena en la cabeza me explotaría.

Jackson tenía a Yugi acurrucado contra su pecho, aunque podía notar sus orejas levantadas en señal de alerta.

--¿Qué ocurre? —le pregunté, terminando se servir la cena.

--Es Yugi —explicó en voz baja, mientras el menor de los hermanos ronroneaba contra su hombro—, algo en él no me gusta.

Fruncí el ceño, mirando de reojo a los otro cuatro Lucifercitos haciendo un castillo de bloques en el suelo.

--¿Está enfermo? —pregunté, preocupado.

Yugi se enderezó un poco y maulló lamiendo la mejilla de Jackson.

Escuché a Jackson gruñirle en señal de advertencia.

El bebé se sobresaltó, sus ojos llenándose de lágrimas, y me apuré a tomarlo en brazos para calmarlo. No contaba con que sus sobreprotectores hermanitos reaccionarían también, dejando de jugar para crisparse y sisear hacia Jackson en señal de advertencia: los cuatro mostraron sus colmillos, y las colitas de Jooheon y Nora se pusieron tiesas.

Jackson soltó un bufido, pero le miré para que no hiciera nada. Sabía que esos demonios tenían sólo cuatro años, pero Jaebum les enseño un par de cosas que podrían hacerle daño a Gaga, como colgarse de su cuello tirarle las orejas.

--Es el más gatito de los cinco —explicó Jackson cruzándose de brazos—, no me agrada.

Yugi maulló en señal de quejido, haciendo un gesto para que Jackson lo volviera a tomar.

--No bebé —le dije preocupado—, es un perro malo.

--¡No, no y no! —farfulló Jackson cuando lo miré.

Pensé, preocupado, en qué podía hacer para solucionar un poco esto, porque Yugi parecía que iba a llorar pronto.

Nora tiró de mi pantalón, llamando mi atención.

--Es su holla de mimos —me explico viendo a Yugi revolverse en mis brazos—, y le gusta tío Jacky como papa Bummie

Yugi debía reconocer entonces a Jackson como un reemplazo de Jaebum en estos días en los que estaría sin él, y recordé la lista que Jinyoung me mandó por correo, lista que llamo como rutina. Sabía que Yugi sufría de una condición especial y estaba acostumbrado a una rutina que seguía paso a paso, así que mientras el bebé lloriqueaba en mis brazos, busque aquel papel.

20:00-> ¡Hora de mimos para Yugi! Es probable que haya terminado con sus dibujos y su lección para aprender hablar, así que a esta hora Jaebum suele hacer un pequeño nido con Yugi para abrazarlo y "bañarlo". A Yugi le encanta esta hora, así que por favor, dale amor y hazlo ronronear mucho.

Entonces, hice la estupidez más grande de la vida: agarré con más firmeza a un lloroso gatito en mis brazos, y le lamí la mejilla.

Inmediatamente Yugi se calló.

𝔐𝔦 𝔊𝔞𝔱𝔬 𝔊𝔯𝔲ñ𝔬𝔫 (𝔄𝔡𝔞𝔭𝔱𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora