Capítulo 46: Compras

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Tal vez este capitulo quede algo raro.

★彡 𝔐𝔦 𝔊𝔞𝔱𝔬 𝔊𝔯𝔲ñó𝔫 彡★

Jaebum estaba estresado.

Lo supe dos días atrás, cuando Jaebum rompió a llorar al decirle que el sábado tendríamos que ir al centro comercial para comprarle ropa a los niños, y se hizo bolita en la cama, gimoteando y lloriqueando contra mi almohada.

--Bebé, ¿Qué ocurre? —le pregunté preocupado, sentándome a su lado y atrayéndolo a mi cuerpo.

--Es que... es que... ¡no quiero salir con los mocosos! —sollozó hipando—. ¡Quiero quedarme y... y dormir y... y tener mis doce horas de sueño...!

Lo observe, parpadeando, para después acariciarle el cabello. Rasqué detrás de sus orejas, esperando que se relajara un poco, y unos segundos después se repuso a dormir a mi lado agotado y muerto por haber llorado.

La verdad sea dicha, aunque Jaebum pudiera parecer caprichoso por sus palabras, es que lo podía entender un poco. Yo no era un padre ausente de la vida de mis bebés, trataba de apoyar a Jaebum como fuera, pero admitía también que muchos días yo solía llegar cansado del trabajo, directo a comer y dormir, sin jugar demasiado con los niños.

Y no sólo eso, sino que también no podía irlos a buscar todos los días a la guardería, por lo que Jaebum debía arreglárselas para ir a dejarlos en la mañana, luego ir a buscarlos, preocuparse de que no salieran corriendo ni tuvieran ningún accidente, para más tarde jugar con ellos, hacer la cena y atenderlos en sus necesidades. Yo solía llegar a las siete de la tarde, jugando un momento con los niños mientras Jaebum preparaba la cena, y luego comía e iba a acostarme, agotado por el trabajo en la oficina, y mi novio no decía nada, por supuesto, volcando toda su atención a los bebés.

Pero, a veces, se acostaba a las doce de la noche, preparándoles la comida para el día siguiente, verificando sus ropas, revisando sus mochilas, ordenando los juguetes....

Así que, bueno, comprendía que Jaebum estuviera colapsando y quisiera dormir algo más de un fin de semana sin preocuparse de nadie, teniendo unas horas sólo para él, y no dudé en ofrecerme a llevar a los mocosos sólo yo al centro comercial el sábado.

--No —dijo Jaebum al día siguiente, luego de escucharme—, no, Jinnie, tú les comprarás zapatillas feas y ropa tipo príncipe. Tu sentido de la moda es horrible.

--¡Oye! —me quejé, ofendido— ¡Tú no sabes apreciarla!

Jaebum soltó un bufido.

--si fuera por ti andarías con esos pantalones ajustados o de vestir, esas camisetas ajustadas o con las enormes sudaderas —acusó—. ¡El otro día tuve que fingir que no nos conocíamos cuando te detuvieron en el supermercado porque te confundieron con un príncipe!

--¡Nadie puede soportar mi estilo! —chillé indignado, mis mejillas tornándose rojas ante el recuerdo.

--¡Y tuve que evitar que algunas zorras te dieran su número!

--¡No estamos hablando de eso! —repliqué, sentándolo en mis piernas y Jaebum se dejó hacer—. Vamos, Jaebum, necesitas un descanso y yo me hare cargo de ellos— le di un beso en la mejilla, escuchándolo ronronear.

--No lo sé, Jinnie

--Podrías dormir todo el día— agregué, viendo sus ojos iluminarse—, y comer en la cama y levantarte sólo para ir al baño. Luego, cuando lleguemos, prepararé la cena, mandaré a los niños a dormir y podremos, quizás, hacer cosas sucias...

𝔐𝔦 𝔊𝔞𝔱𝔬 𝔊𝔯𝔲ñ𝔬𝔫 (𝔄𝔡𝔞𝔭𝔱𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora