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Estaba sentado frente a mi vulnerable novio, tomando sus manos con fuerza y dándole el tiempo que necesitara para calmarse, intentando no lucir afectado por lo que estaba sucediendo, cuando por dentro me estaba muriendo de miedo. Su llanto cesó al pasar de los minutos, dejando como un vestigio a su paso los hipidos en John, y la casi automática búsqueda de aire mostrándose en su irregular forma de respirar.

—Hace diez años tuve una fiesta de la universidad y fui con el que era mi novio en ese entonces... —relató en voz baja, con la mirada puesta atentamente en la pared de su sala, luciendo avergonzado.— Pero él y otra chica me tendieron una trampa.

—¿Qué te hicieron? —me atreví a preguntar, viéndolo cerrar sus ojos fuertemente, reprimiendo las nuevas lágrimas que amenazaban con escapar.

—Ella estaba en mi grupo de estudio y me agradaba, es por ese motivo que no desconfié cuando me entregó un vaso de alcohol en el momento en que todos estaban ebrios. Lo acepté y lo bebí, pero no sabía que algo malo pasaría después. —sus manos presionaron las mías con fuerza, y sus mejillas volvieron a empaparse. No dudé en llevar mis pulgares hasta su rostro, para quitar aquellas gotitas saladas que insistían en mojar su piel.— Mi cuerpo comenzó a sentirse raro y ella apareció otra vez, ofreciéndome acompañarme hasta el baño para sentirme mejor. Volví a confiar en ella una vez más porque me estaba sintiendo fatal, y ese fue mi error más grande. Ella no quería ayudarme Paul.

—¿Y dónde estaba tu novio? —mi vecino presionó sus labios con fuerza, y una vez más, limpié las lágrimas de su rostro.

—Ella me llevó a una habitación, y él estaba allí. Me sentí contento porque había alguien de confianza que podría ayudarme, pero fui un completo idiota al pensar eso... —sus ojos se desviaron de la pared, y aquellos orbes que tanto adoraba se posaron en los míos.— Pusieron algo en mi bebida y me drogaron. Las últimas palabras que oí de mi novio antes de perder el control de mis actos fueron "maricón",  y que necesitaba de una chica para curar mi "enfermedad".

John no necesitó decir más palabras para que comprendiera la situación; ellos habían abusado de él. Mis brazos instintivamente rodearon su cuerpo, tal vez ejerciendo más fuerza de la necesaria, pudiendo sentir mis propios ojos batallar por no llorar. Nadie más que yo en ese momento podría comprenderlo a la perfección, saber cómo se sentía, y entender lo difícil que había sido para él contar algo como eso. Suspiró temblorosamente, y aferró sus dedos en mi camiseta, casi enterrándolos en mi espalda.

—Lamento que hayas pasado por eso John... —murmuré bajito, acariciando el cabello que caía por su nuca, sintiendo mi cuello mojarse con sus lágrimas.

—Me obligué a superarlo, y lo hice. Yo pude superar ese suceso. Cambié mis horarios para no cruzarme con ellos y fui a terapia, también conocí nuevos amigos y superé todo... Pero ella me llamó hoy. —su cuerpo tembló, y un leve quejido escapó por entre sus labios.— Me dijo que tenía cancer terminal, y le queda muy poco tiempo de vida.

—¿Por qué te llamó? —pregunté dudoso, no queriendo ser invasivo y empeorar la situación.

—Dijo que era madre soltera, y que tenía un hijo de nueve años... —mi respiración se detuvo.— No quiero Paul, estoy tan asustado... ¿Qué tal si es mío? No quiero esto...

Su llanto volvió a desatarse, y lo estreché entre mis brazos, permitiéndole descargar todos sus sentimientos y haciéndole saber que estaba seguro. Su voz no paraba de pedirme disculpas por todo, rogándome que lo perdonara y que no lo abandonara. Me sentía tan mal al respecto que mis ojos picaban, pero estaba negado a la posibilidad de llorar, no queriendo preocuparlo. La noticia sin dudas había logrado desconcertarme un poco, pero sabía que hallaríamos una solución pronto. Ahora debía centrarme en estar con él, hacerle saber que no me apartaría de su lado, y ser su red de apoyo. Ser su novio.

don't touch me ; mclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora