07

707 89 113
                                    

—Entonces por eso Paul se marchó de la casa y yo también. —oí con atención a mi alumno favorito, viéndolo expresarse con molestia utilizando un lenguaje corporal casi exagerado, perfectamente acoplado a sus sentimientos.

—Perdóname por decir esto, pero tu padre está errado. —y negué en desaprobación. No quería faltarle el respeto diciéndole que era un maldito homofóbico y retrógrada, por lo que suavicé un poco mis palabras.

—Es un idiota, si eso es lo que quería decir, maestro... —yo asentí, riendo suavemente.— Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?

—Claro. —accedí, notando que su tono de voz había cambiado casi drásticamente, algo que me causó gracia.

—¿Me daría unos minutos de confianza? —no evité reírme ante su petición.

—Está bien, pero no le cuentes a tus compañeros. Sólo lo haré porque estamos fuera del horario de la escuela, además somos vecinos y me agradas. —el chico festejó, alzando uno de sus puños.

—Entonces, maestro, ¿está soltero? Y si lo está, ¿cuánto tiempo lleva soltero? ¿Le gustaría estar en una relación ahora?

—Wow, wow, detente ahí muchacho. Mucha información. —sentí su risa, y reí bajo mi mascarilla.— Uno; estoy muy soltero. Dos; llevo dos años sin pareja. Tres; por supuesto que sí, todos merecemos amor.

—Genial, vamos a la cuarta pregunta. —hice la seña de silencio antes de que comenzara a hablar.

—Me toca a mí ahora. —a juzgar por la manera en que llevó uno de sus dedos a su mejilla, supe que se había avergonzado, pero como estaba cubierto de cosas para protegerse no pude confirmar si había sido así.

—Está bien, pregunte. —carraspeé, y me aventuré a saber un poco.

—¿Por qué quieres saber esas cosas? ¿Se trata de aquellos enamoramientos de alumno hacia un maestro? De ser así, me sentiría muy alagado, pero me temo que tendré que rechazarte. —quise bromear con él, y reí cuando soltó una carcajada y negó repetidas veces.

—Claro que no, no es para mí. Es para Paulie. —sonreí, satisfecho con su respuesta.

—¿Eres una especie de cupido? ¿Por eso no me dejaste salir con Paul ahora? —asintió orgulloso.

—Dígame que mi hermano no es bonito, maestro. —moví mi cabeza de arriba hacia abajo.

—Somos amigos, pero creo que no le agrado mucho. —mi alumno rió casi de manera sarcástica, y lo observé confundido.

—Déjemelo a mí, soy el mejor cupido del mundo.

Observé a los cachorros jugar juntos, y noté que Loki era el más juguetón de ambos, tirándose sobre Martha para tumbarla en el suelo y morder sus patas. En ese entonces recordé cuando uno de mis alumnos mencionó que las mascotas se parecían a sus dueños, y sus palabras cobraban sentido.

—Está bien, tienes mi visto bueno para continuar con tu trabajo. —alcé mi pulgar en su dirección.

—¿Lo dice en serio? —asentí.— ¿Sí le atrae mi hermano?

Sentí mi rostro caliente, y asentí un poco avergonzado. Quizás era muy pronto para decirlo, pero me atraía mi vecino, a pesar de que lo conocía hace pocas semanas. Me consideraba un hombre muy intenso, tal vez en otras circunstancias no habría dudado en invitarlo a salir de inmediato o sorprenderlo con flores, porque también era un romántico, pero Paul era distinto, y además, bajo el contexto actual era difícil hacer algunas cosas.

Ahora que sabía que Michael me ayudaría un poco, quizás no sería mala idea intentar realizar un par de movimientos, y llamar la atención de Paul.

don't touch me ; mclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora