❝ ɪ ɴ ᴛ ᴇ ɴ ᴀ ʙ ᴏ ᴡ ʀ ɪ ᴛ ɪ ɴ ɢ s ❞

❝ O O 8 ❞

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❝ It's Okay ❞

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De cuando Conway intenta entregarse a Gustabo por primera vez

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Jack Conway, el mismísimo Jack Conway, que se había enfrentado mafias enteras, que se había metido en incontables tiroteos, había estado en el campo de batalla y había sido secuestrado y torturado más de una vez, que había secustrado, matado y torturado a muchas personas y había visto morir a muchas otras, estaba total y absolutamente aterrado por estar tirado en una cama con la persona que mas amaba en el mundo besándolo con cariño sobre él.

Gustabo separó sus labios jadeando, sus respiraciones estaban mezclándose y Jack respiraba muy aceleradamente debido a los temblores que su cuerpo emanaba y los recuerdos dolorosos azotando su mente.

—Jack, ¿estás bien? —preguntó mientras acariciaba la mejilla de Jack— Eh, yo no voy a hacer nada que no quieras hacer. Esto es para que tú disfrutes.

Se miraron a los ojos, café contra océano, la respiración de Jack estaba acelerada, no quería sentirse así, no quería sentir la presión en su pecho, no quería sentir su corazón latir con fuerza en sus oídos, no quería que sus ojos picaran por las lágrimas que amenazaban con salir. Con Gustabo no.

Jack de verdad quería hacer esto, pero no paraba de recordar todos esos momentos horribles en la carpa enemiga, en Vietnam, atado, con todos esos hombres usándolo como si fuese un juguete, riéndose de su dolor y su sufirimiento mientras les hacía de puta. Era muy joven en esa época y, claramente, lo marcó de por vida. Ya bastante le había costado contárselo a Gustabo, sacando lo que nunca había sacado con nadie, ni siquiera con su reflejo o sus pensamientos. Nada.

Gustabo no lo había mirado con lástima, pena, repulsión o asco. Simplemente lo miró con cariño, le dio un beso en la frente y lo abrazó mientras lo calmaba diciéndole cosas bonitas y agradeciéndole por confiar tanto en él. Y no lo soltó. Ni por un segundo.

—Jack. —la voz de su rubio dejando notar la preocupación lo devolvió al presente.

—C-continúa... —afirmó el mayor, Gustabo suspiró y dejó un beso en la punta de su nariz.

—Jack, no tienes que estar asustado conmigo... —afirmó el rubio mientras dejaba un camino de cariñosos besos por su cuello, de arriba a abajo, porque lo había hecho anteriormente y sabía que a Jack le encantaba— Si quieres parar, solo dame una señal y te juro que dejaré de tocarte inmediatamente.

Jack tenía sus dudas, amaba y confiaba plenamente en Gustabo, pero el trauma y los recuerdos en su cabeza empezaban a diatorisionar la realidad, sembrando dudas, caos, desconfianza y paranoia en la cabeza de Jack.

Pero luego levantaba la mirada y encontraba unos ojos azules mirándolo preocupado. Por unos instantes entendía que Gustabo estaba de verdad preocupado y que quería que Jack disfrutara de lo que él mismo había propuesto hacer.

—Sigue un poco más. —propuso el mayor, si seguía y no le gustaba o se echaba para atrás, estaría a tiempo de avisarle a Gustabo para que parase.

Gustabo volvió a besarlo, y por ese instante en el que sus lenguas empezaban a batallar por tener el control, la carpa, las cuerdas y los vietnamitas desaparecían. Solo eran ellos dos besándose como había pasado ya infinidad de veces.

El menor comenzó a desabotonar la camiseta del superintendente, quitándola con su ayuda al poco tiempo y comenzando a dejar besos por todo el pecho, deteniéndose más en los pezones para pellizcar, besar y morder allí especialmente, deleitándose y aliviandose de que Jack estaba soltando algunos jadeos de placer.