❝ O O 6 ❞

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❝ Gripe ❞

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De cuando Jack llega de trabajar muy tarde y Gustabo aún así lo espera

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Cuando Jack llegó a la puerta del departamento e introdujo la llave en la cerradura, soltó un suspiro de alivio: ya estaba en casa. Lo único que quería era verificar si Gustabo estaba bien e irse a dormir con él.

Ultimamente Michelle le estaba dejando papeleo para tirar al techo y con la notocia de que Gustabo (y Horacio) estaba enfermo por irse de fiesta y bailar bajo la lluvia, le tocó dividirse su parte y la de su hermano entre él y Volkov, pareja del de cresta.

Cuando entró las luces estaban apagadas, pero un destello leve provenía de la sala a la vez que tenues voces que supo reconocer venían de la televisión.

Caminó y se encontró el plasma reproduciendo un documental de un asesino en serie y a Gustabo en el sofá.

Gustabo dormido en el sofá acurrucado con una manta, se notaba que tenía frío.

Soltó otro suspiro mientras se acercaba despacio hacia su pareja y se sentaba en el espacio que no estaba siendo ocupado por la cabeza del rubio.

—Capullo, despierta. —dijo el superintendente sacudiendolo un poco.

Gustabo abrió sus ojos azules muy poco para mirarlo, dejando ver que, como Jack pensaba, se seguía sintiendo mal.

—Hola. —saludó el rubio en un susurro y con la voz entrecortada por la gripe.

—¿Qué haces aquí, anormal? —Conway no se caracterizaba por ser alguien cariñoso y nunca lo sería, pero se notaba la preocupación y la molestia en su voz al ver que Gustabo no estaba descansando cómoda y cálidamente en la cama.

El menor se incorporó entre algunos quejidos y jadeos de frío en el sofá, quedando sentado mirándolo con fatiga.

—Te esperaba. —dijo desinteresadamente mientras ponía pausa al documental que reproducía Netflix.

—Joder... —suspiró Jack mientras se quitaba los lentes y la corbata dejándo ambos en la mesita—. Deberías denscansar, mariconetti, así no vas a volver a trabajar nunca y a ver quién te paga el puto sueldo.

—Madre mía, qué amoroso es usted, Conway. —la ironía salió de los labios secos del contrario acompañados de burla y algo de diversión, arrancándole otro suspiro de cansancio a su pareja.

—Yo creo que de la fiebre ya estás agilipollado, capullo. —se burló Jack con desdén mientras ponía una mano en la frente de Gustabo comprobando que su temperatura seguía alta.

—Pero si así me amas, no puedes dejar de amar a alguien tan sexy como yo, hombre. —se idolatraba a sí mismo mientras cerraba tomaba el control remoto y ponía play al documental a la vez que recostaba su cabeza en el regazo de Conway, qué pasó casi instintivamente una mano a su cintura para darle estabilidad mientras acomodaba un poco la manta que cubría el cuerpo de Gustabo para darle algo más de calor.

—¿Qué miras ahora? —preguntó, estaba interesado en el fondo, dado que, después de todo, ambos disfrutaban los documentales de asesinatos.

—Uno de un tipo que mató a su mujer y a sus dos hijas. —explicó aún mirando la pantalla y acomodándose en una posición más cómoda. La mano de Conway pasó de estar en la cintura del rubio a su cabello, dejando allí varias caricias.

Y se quedaron allí, viendo el documental y acostándose a las cuatro de la mañana.

A pesar de lo que digan, ambos admitían en su mente que extrañaban estar con el otro, por lo que no podían quejarse de la enfermedad del rubio; después de todo, Gustabo se había ganado vacaciones, atención y mimos que Jack estaba, por supuesto, más que dispuesto a darle, aunque preferiría cederle su puesto a Leónidas antes de admitirlo en voz alta.

Nunca una gripe le resultó tan romántica.

❝ ɪ ɴ ᴛ ᴇ ɴ ᴀ ʙ ᴏ  ᴡ ʀ ɪ ᴛ ɪ ɴ ɢ s ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora