❝ ɪ ɴ ᴛ ᴇ ɴ ᴀ ʙ ᴏ ᴡ ʀ ɪ ᴛ ɪ ɴ ɢ s ❞

❝ O 1 7 ❞

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❝ O 1 7 ❞

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De cuando Jack tiene hambre, pero no sigue una dieta... convencional.

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AU Jack Vampiro

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Gustabo estaba en la comisaría atendiendo denuncias de mierda, y podría afirmar que estaba más muerto que vivo.

Faltaban tan solo veinte minutos para que el turno termine, veinte minutos y podría irse a casa con su novio. Quizá podrían ver alguna película o empezar una serie y comer una pizza. La sola idea de imaginarse recostado en el pecho de Jack mientras este acariciaba su cabello era suficiente para que sus párpados cayeran solos.

Trató de ser lo más amable posible con las personas, pero se estaba alterando y la ansiedad estaba empezando a aparecer cuando tuvo en frente a una gigante multitud de personas gritando, tratando de denunciar sus gilipolleces al mismo tiempo y taladrando su cabeza.

Entró al baño a trompicones y se mojó la cara y el pelo, tratando de tranquilizarse un poco. Desde pequeño sabía que las multitudes no eran lo suyo, mucho menos si todas las miradas eran dirigidas hacia él, el ataque de ansiedad o pánico estaba casi asegurado.

Mátalos a todos. No tienes huevos a cargarte a tres o cuatro.

Suspiró y rodó los ojos con pesadez. A veces le gustaría matarlos a todos.

Vamos, tienes la reglamentaria, al menos puedes apuntarles, no tienes que matar a nadie. Un balazo en la pierna y se irán, además va a vivir, el hospital está muy cerca.

Se encontró a sí mismo evaluando los pros y los contras de hacer eso. Pero rápidamente sacudió la cabeza y agitó una mano como si quisiera ahuyentar a unas moscas. Se mojó un poco más la cara y respiró profundamente un par de veces.

—Hoy no, Pogo, hoy no. —susurró.

¿Cuándo entonces?

Sonaba molesto, pero estaba acostumbrado a odiar al payaso sea cual sea el estado de humor de cualquiera de los dos.

—Cuando atrapemos a un pez gordo y Jack se lo lleve a la montaña, va a ser todo tuyo.

¿Jack o el pez?

—Ubícate en tiempo y espacio, cabrón —susurró saliendo del baño, encaminándose otra vez a recepción—, hablamos de cosas posibles.

Algún día me lo follaré, te lo juro.

—Algún día encontraré la manera de matarte, te lo juro.

Volvió a recepción, luego de unos pocos gritos y amenazas con la porra, la multitud pudo calmarse, pero eso no evitó que saliera casi una hora después de finalizado el turno.

Antes de arrancar el auto, el rubio suspiró con pesadez. Necesitaba llegar y tirarse en el sofá.

Mientras conducía, tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener los ojos abiertos, estaba realmente agotado y solo quería comer e irse a dormir.