❝ O O 5 ❞

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❝ Kitty ❞

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De cuando Jack es un híbrido de gato y Gustabo es su humano.

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Universidad AU
Híbridos AU

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Gustabo estaba perdido en sus pensamientos, concentrado en el trabajo en la pantalla del ordenador que aún tengía varios días para entregar, debía admitir que las clases lo tenían bastante estresado y le molestaba casi no tener tiempo para su gatito, ya que no quería que se sintiera solo y abandonado.

Jack era un híbrido de gato bastante... peculiar, por así decirlo. Los híbridos tenían esa estúpida fama de ser frágiles, débiles, sumisos y necesitados de atención y cariño; Jack era, para resumir, todo lo contrario. Jack estaba en un muy buen estado físico, podía pelearse con cualquiera y tenía muchas probabilidades de ganar, era muy independiente y no dejaba a nadie tocar sus orejas o cola (o cualquier parte de él sin su permiso) o esa persona se llevaría un rasguño que dejaría marca. Todo un gato callejero, sin dudas.

Pero Gustabo sacaba una parte de él que hasta el propio Jack desconocía, una parte necesitada de ese amor que nunca tuvo en toda su vida y Gustabo estaba más que dispuesto a darle. Fue raro y difícil al principio, pero poco a poco el felino dejó en claro con pequeños gestos que consideraba a Gustabo "su humano"; que, en términos de híbridos, era bastante decir.

Por eso se consideraba un ser privilegiado al saber que la única persona con la que Jack se pondría mimoso sería con él, y le encantaba. Y, por supuesto, esa vez no sería la excepción.

Jack entró a la oficina de Gustabo en silencio, pero el rubio notó su presencia, según lo que sabía, Jack estaba echándose una merecida siesta después de un día bastante largo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó tranquilamente y sin voltearse a mirar. Lo sintió pararse detrás de él y mirar con desinterés la pantalla del ordenador.

—Nada... —contestó el felino en forma de un suave murmullo.

Por fin Gustabo se dio la vuelta y se dignó a mirar a su bello novio con una sonrisa ladina pero relajada. Jack parecía nervioso o avergonzado por algo, sus manos parecían moverse tras su espalda y la piel que la camiseta grande de Gustabo dejaba ver mostraba una capa pequeña de sudor cubrir su piel. Su rostro estaba algo sonrojado, su cola estaba rígida, indicando inquietud y nerviosismo al igual que sus orejas levemente inclinadas hacia atrás.

—¿Qué te pasa? —preguntó de forma cariñosa y calmada, notaba a su gatito irritado y nervioso y podría decir que estaba hasta asustado— ¿Qué ha pasado?

Jack solo le desvió la mirada cuando trató de buscar sus ojos marrones y su sonrojo aumentaba. Por lo general Jack podía ocultar muy bien sus emociones y solo cuando estaba a solas con el rubio era mas transparente, pero aún así esa situación era inusual, aunque Gustabo ya podía intuir por dónde iban los tiros.

—Venga, dime qué te pasa —pidió de forma relajada mientras acercaba su mano a la de Jack pero sin tocarla, no quería ponerlo incómodo—. No pasa nada si no me quieres contar, ¿puedo hacer algo para calmarte?

Por fin sus miradas conectaron y Jack entrelazó sus dedos tímidamente con los del rubio.

—Pesadilla. —murmuró, al parecer avergonzado de decirlo.

Gustabo tiró de su mano e hizo que se acercara para poder sentarlo en su regazo suavemente, abrazando a Jack por la cintura y dejando que este recostara su cabeza en su hombro y respirara tranquilo. Con su mano libre fue hasta la cabeza de Jack con lentitud, comenzando una suave caricia cerca de sus orejas.

El pelinegro se sentía cada vez más relajado con las caricias que su humano le brindaba, se acurrucó más en el regazo del ojiazul y refregó su cara en su hombro mientras sentía ese suave tacto en su csneza y por la otra mano del rubio en su pierna (sin segundas intenciones). Sus orejas gatunas estaban hacia arriba y se movían lentamente hacia los lados, captando cualquier ruido a su alrededor y subió su cola insitintivamemte a sus piernas, moviendo la punta suavemente.

No se dio cuenta de que su cuerpo emitía suaves vibraciones, o que estaba acurrucado de una forma en la que un Jack Conway del pasado lo hubiera matado.

El gato callejero más jodido, que más detestaba las caricias y probablemente de los más independientes estaba acurrucado sumisamente en el regazo del que era su humano, completamente relajado, con la guadia baja, recibiendo mimos, sintiéndose protegido y, por primera vez en mucho, mucho tiempo, estaba ronroneando.

Un sorprendido Gustabo detuvo las caricias por la sorpresa del momento.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó al felino de forma traviesa. Jack abrió los ojos e irguió la cabeza con molestia al sentir que las caricias paraban.

—¿El qué? —preguntó con inocencia, sin darse cuenta de lo que había hecho su cuerpo.

—Has ronroneado.

El rostro de Jack se coloreó de rosa a los instantes de que Gustabo terminara de decir esas dos palabras. La vergüenza y la inseguridad lo invadió. ¿Qué pensaría? ¿Le había molestado? ¿Le parecería débil?

—Yo —tartamudeó sonrojado—... Ammm...

Sintió unos suaves labios sobre los suyos interrumpirlo. Gustabo lo miró con amor la separarse antes de volver a recostar su cabeza sobre su hombro y retomar las caricias igual que antes, volviendo a poner a Jack en modo zen.

—Nunca me habías ronroneado, cabrón —susurró, lo único que se escucho dursnte loa siguientes tres segundos fue el ronroneo instintivo del pelinegro felino—. Me encanta.

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Para variar un poco. ¿Les ha gustado Confleis Neko Bottom? ¿Les gustaría más así de este rollo? ¿Y con Gustabín?

Recuerden que se aceptan ideas, amores

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❝ ɪ ɴ ᴛ ᴇ ɴ ᴀ ʙ ᴏ  ᴡ ʀ ɪ ᴛ ɪ ɴ ɢ s ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora