❝ O O 1 ❞

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❝ Asistente Médico Personal ❞

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De cuando Jack está herido y quiere que sólo Gustabo lo cure

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Gustabo estaba algo intranquilo. Patrullaba por la ciudad, pero ya ni miraba si había alguien cometiendo crímenes, lo único que miraba era el camino para no llevarse puesto nada. Su mente estaba en otro sitio, más específicamente, con Jack, su pareja, y no era ningina situación que uno pudiera considerar "buena", no; Gustabo estaba preocupado, bastante preocupado.

Sabía que habían logrado secuestrar a Jack durante unas dos horas y que había escapado, esos criminales se irían a perpetua, pues estaban en la comisaría en ese momento, siendo procesados. Lo que le preocupaba era que Jack ni siquiera lo había dejado acercarse para preguntarle como estaba que lo había mandado a patrullar solo.

¿Era la primera vez que pasaba? No, pero al menos las demás veces lo dejaba verificar que estuviera bien y, si estaba herido, atenderlo, pero esa vez nada. No lo había ni mirado.

Y Gustabo podía jurar ante Jesucristo que pudo ver al menos una manchita roja oscura asomarse por la parte de la espalda de la camisa de Jack, que estaba tapada por el saco del traje, lo cual era algo raro, porque casi siempre iba solo con camisa y pistolera.

Trató de sacarse esas ideas de la cabeza y concentrarse en la calle, si Jack se lo quisiera decir, se lo diría, y si no, que no lo diga; después de todo, el superintendente y el inspector estaban en todo su derecho de contarse y guardarse lo que les saliera de los cojones.

Se quedó unos minutos dando vueltas por la ciudad, parecía un día tranquilo (quitando lo de Jack, claro), así que solo dio vueltas con el patrulla escuchando y a veces cantando la música de la radio.

Escuchó su móvil vibrar, así que paró el coche en una calle despejada y lo tomó para ver quién le había escrito.

Papu

Ven a mi despacho.
Ya.

¿Qué pasa?

Que vengas a mi despacho ahora, mariconetti.

Voy

Llegó a comisaría rápidamente, no había casi agentes, solo unos alumnos atendiendo denuncias, alguien vigilando a los detenidos y probablemente el superintendente y Gustabo, que acababa de llegar, lo demás estarían patrullando.

Subió las escaleras y se dirigió al despacho de su pareja, tocando la puerta, que tenía la cortina bajada.

—Adelante.

Gustabo abrió la puerta y entró rápidamente, encontrándose con Jack sentado en su silla, sentado bastante encorvado y con un botiquín en la mesa. Varias colillas de cigarrillos estaban en el cenicero, lo que indicaba que probablemente estaba muy estresado para haberse fumado cuatro cigarros en una hora y media.

—Buenas —saludó, cerrando la puerta detrás suyo y acercandose al escritorio—, ¿qué pasa?

—Sientate. —ordenó, se lo veía sombrío, Gustabo obedeció tratando de hacer memoria de algo que hubiera hecho él u Horacio, pero nada le venía a la mente, habían estado sobrecargados de trabajo últimamente como para hacer alguna de las suyas, así que no había chances de que fuera un regaño.

❝ ɪ ɴ ᴛ ᴇ ɴ ᴀ ʙ ᴏ  ᴡ ʀ ɪ ᴛ ɪ ɴ ɢ s ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora