Capítulo II

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El día siguiente irrumpió con la monotonía acostumbrada, aunque en la joven germinaban las semillas de la inquietud al conocer el traslado del cuerpo de Cedric Diggory, un pálido reflejo de la verdad que se ocultaba tras el regreso velado del Señor Tenebroso. En el desayuno, el clamor de lamentos resonaba como un eco sombrío, pero entre las sombras de la aparente tristeza se vislumbraba el gozo soterrado de aquellos cuyas lealtades oscilaban hacia el lado oscuro. La figura imponente de Dumbledore, en su serena majestuosidad, rompió el silencio con su presencia, pese a que sus palabras se perdieron en el eco de la tragedia latente.

Sus sentidos, embotados por la desidia que insuflaba la rutina escolar, apenas captaron las palabras del venerado Dumbledore, cuya voz parecía un eco distante en el vasto vacío de su atención. Mientras su mente divagaba en territorios sombríos, se preguntaba en silencio sobre el siniestro encuentro entre Diggory y Potter con el Señor Tenebroso, una escena que evocaba una amalgama de curiosidad y temor. Ansiaba desentrañar los secretos velados que yacían en los pasillos de Hogwarts, pero la falta de confianza y complicidad con sus compañeros, todos ellos vinculados de alguna manera con las tenebrosas filas de los mortífagos, le dejaba en un aislamiento inquietante, una soledad compartida de sombras y silencios ominosos.

Cerca de ella se encontraba Draco Malfoy, con un rostro impasible que ocultaba sus verdaderos sentimientos de temor y preocupación. Sus ojos fríos y calculadores no reflejaban la tormenta interna que se gestaba en su interior, fruto de la influencia y presión de su linaje de mortífagos. A pesar de su actitud altiva y desafiante, en lo más profundo de su ser, el másculo albergaba un miedo latente, un tpavor a defraudar las expectativas de su familia y a enfrentarse a las consecuencias de sus propias decisiones.

Por un lado, "sentía" (La verdad, no) compasión por Malfoy, sabiendo que su destino estaba marcado por la sombra de su padre y su lealtad al Señor Oscuro. Sin embargo, también era consciente de que, a diferencia de otros seguidores de Voldemort, Draco no había dado el paso de intentar devolver a su Lord a la vida. Este conflicto interno sumía al joven en una profunda angustia, temiendo el peso de las expectativas y la responsabilidad que recaían sobre sus hombros.

Con una sonrisa forzada en los labios y un último suspiro, la joven adolescente se dejó llevar por el sueño, sumergiéndose en la oscuridad que la rodeaba. Había sido una noche de reflexión y confesiones íntimas, un momento de vulnerabilidad en el que se permitió explorar los rincones más oscuros de su mente, incluso aquellos que la llevaban a pensar en el enemigo de todos, Lord Voldemort.

Se percató de que tanto la oratoria como el almuerzo habían concluido hace un lapso considerable, dado que sus colegas se dirigían hacia la salida del majestuoso Comedor. Algunos permanecían en silencio, mostrando respeto, otros derramaban lágrimas en susurros, mientras que unos pocos generaban un alboroto totalmente innecesario.

A kilómetros de distancia, podía percibir la escena dramática que Cho Chang protagonizaba desde la mesa de Ravenclaw. "Qué absurdo", pensó, sabiendo que gran parte del colegio era consciente de su interés en Diggory debido a su renombre en el Torneo. Aunque ella misma había sucumbido a la atracción que emanaba aquel joven, no se permitía llorar desconsoladamente en medio del discurso del director.

Por un lado, atribuyó su aparente falta de empatía a una maldición que la privaba de sentimientos, pero por otro, se aferraba a la idea de que era la cordura y la sensatez las que la mantenían alejada de protagonizar un espectáculo tan desgarrador en ese momento.

El resto del día transcurrió sin contratiempos, las aulas estaban vacías y el silencio reinaba en los pasillos. Los ecos de las risas y conversaciones de los estudiantes se desvanecían lentamente, dejando un ambiente de melancolía en el aire. Los lazos de amistad se fortalecían con promesas de mantenerse en contacto a través de cartas, mientras que otros se despedían con la incertidumbre de no saber si volverían a verse.

The Curse [Lord Voldemort y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora