Cápitulo X

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Los Mortífagos estaban asombrados de que alguien tan joven fuera invitada al despacho personal del Señor Oscuro, sólo los más allegados podían estar allí con Lord Voldemort. Se encontraban expectantes a la llegada de Lucius que había ido a conseguir respuesta poco tiempo después de que la pareja hubiera emprendido viaje.

Habían pasado escasos minutos cuando el mismo rubio volvió a entrar con el rostro más pálido que los mismos fantasmas de Hogwarts. Inmediatamente los seguidores rodearon al cabeza de la casa Malfoy en busca de respuestas y, al no conseguir alguna de estas, se dispersaron por la mansión con miles de preguntas.

Ideas una más absurda que la otra eran susurradas en los extensos castillos de la Mansión Malfoy: "¿Será que la muchacha se vengó del Lord?" "¿La habrá tan rápido que Lucius se sorprendió?" "¿Era un rió de sangre nunca antes visto?". Nadie, ni en sus oscuros sueños, hubiera imaginado que tal joven descarada estaría chupando la polla del Señor Tenebroso, el mago más oscuro de todos los tiempos y que su mano derecha los habría encontrado en el mismo acto.

Ignorante de todas las miradas y susurros, _____ Selwyn despertaba luego de su corto letargo lejos del regazo de Lord Voldemort, el cual en algún momento había comenzado a trabajar en el papeleo que se encontraba en su escritorio. Observó el lugar en el que se estaba recostada, el cómodo sofá de tres espacios que apenas notó al entrar al despacho fungía como cama mientras una abrigada manta se posaba sobre ella. Trato de alejar el pensamiento del Señor Oscuro de llevarla entre sus brazos para también arroparla como si sintiera cariño alguno.

La joven se sentía nerviosa, pero no mostró ningún signo de debilidad. Su presencia allí, a pesar de su juventud, tenía un propósito, y estaba decidida a cumplirlo. Voldemort, con su aspecto espectral y su voz que parecía un susurro de ultratumba, la miró con sus fríos ojos rojos.

Ambos se encontraban sentados frente a la chimenea, donde las llamas danzaban como si fueran cómplices de su conversación. Esta, agotada por los eventos recientes, se dejó llevar por el cálido abrazo de las llamas y cerró los ojos. La fatiga de luchar contra los enemigos del Señor Oscuro la había agotado, y en ese momento se sentía segura.

Se estiró y bostezó antes de preguntar, con voz soñolienta sintiendo una repentina confianza ante el ambiente en el lugar.

— Señor, ¿Me permite hacerle una pregunta? — Habló hacia su Lord mientras recuperaba la compostura ante este, sentándose de manera correcta en el sofá, tarea sumamente difícil porque su entrepierna se encontraba todavía mojada por los hechos acontecidos anteriormente. Trató de ignorar lo indefensa que estaba frente a él. — ¿Por qué tiene el aspecto de una serpiente? — Internamente quería gemir ¿Había perdido la cabeza? Que le chupara la polla no significaba nada, aún era una vil sirvienta.

Voldemort pareció por un segundo sorprendido por la pregunta, como si nadie se hubiera atrevido a hacerla antes. — Es el costo de usar magia oscura — explicó. — La búsqueda del poder absoluto tiene su precio. Pero, en realidad, podría ser tal cual era si lo deseara. — La chica, ahora completamente despierta, frunció el ceño, no imaginaba que le respondería con total confianza, así que continuó indagando — ¿Por qué elige mantener esa apariencia, entonces? —.

Voldemort sonrió siniestramente, mostrando sus colmillos afilados. — Porque asusta a mis rivales. El miedo es un arma poderosa, mi joven seguidora, y uno de los pilares de mi poder. La maldad que emana de mi apariencia los paraliza, los hace dudar y cometer errores. Esa es mi ventaja en esta guerra. —

La joven reflexionó sobre sus palabras, y luego, con valentía, continuó, — Señor, imagino que podría lograr aún más si tuviera una apariencia atractiva, si hablara con clase y elegancia en lugar de a través de la tortura y el miedo. —

The Curse [Lord Voldemort y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora