Cápitulo IX

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Advertencia: Uso de placer sexual a costa de otros, voyeurismo

Un ardor abrasador recorrió su cuerpo.

Sentía miles y miles de cuchillos penetrar su piel. La maldición cruciatus era todo lo que se rumoreaba y más.

Jamás hubiera creído sentir aquel doloroso placer recorrer su joven cuerpo. Pero allí se encontraba ella, a pies de Lord Voldemort, el mago más oscuro de todos los tiempos.

Podía escuchar las risas de los inmundos seguidores de su señor, burlándose de ella por todos sus dichos. Sabía que sus palabras no eran apreciadas por todo el mundo, pero solo le importaba la opinión de aquel que la estaba torturando.

La maldición se cortó abruptamente. Dejó escapar un suspiro lastimero tanto de dolor como de decepción mal contenida.

Por el rabillo de ojos podía observar a sus padres elevando la cabeza ante ella. No demostraban alguna pizca de compasión, temor o amor por su hija.

Su mejilla se encontraba sobre el frío y duro mármol de la mansión Malfoy, no creía que apenas hacía algún tiempo que había estado allí para un baile, creyéndose capaz de llamar la atención del mismísimo Lord Oscuro. Pues bien, lo consiguió pero no de la manera de la que le hubiera gustado.

Su cuerpo se encontraba en alguna posición extraña, para nada cómoda. El salón entero se había sumido en el más absoluto silencio, solo podía escuchar su respiración agitada luego de tal tortura bajo el cruciatus.

No sabía cuantos minutos habían pasado desde que la maldición abandonara su cuerpo, apenas y sintió unos dedos fríos como el suelo en el cual estaba recostada sosteniendo sus mejillas dolorosamente.

Sus oídos retumbaban fuertemente, tanto así que no había escuchado en ningún momento los pasos descalzos del señor Oscuro acercándose a ella.

— Mi querida niña, me duele más a mi que a ti causar esto. Te lo has buscado con tus inmundos dichos — Las uñas se clavaban profundamente en su mejilla, aunque sentía un leve dolor, nada se comparaba a la maldición que había sufrido hace instantes. - ¿Sangre sucia poderosa? Esas palabras jamás volverán a salir dentro de estas paredes. He de admitir que tienes un punto, joven Selwyn — El Lord la estaba mirando fijamente, los ojos de muchacha estaban acuosos pero su mirada aún se mantenía firme sobre él. — Lucius, llevala a mi despacho, hablaré del tema con ella — La soltó de un abrupto golpe y al no esperarlo un suspiro lastimero salió de sus labios. Creyó observar por el rabillo del ojo, como su madre calmaba a su padre ante el gesto.

— Pero... mi señor. Esta inmunda niña merece... — No pudo decir más, antes de ser disparado contra el sueño, rápidamente su esposa Narcisa se acercó para auxiliarlo.

— ¡No me contradigas, Lucius! Y haz lo que te pido, tendré una... charla con la señorita aquí presente. No quiero interrupciones — El Lord inició su camino hacia su despacho, dejándola detrás junto a sus seguidores, tan aturdidos como ella por el accionar. Dio un suspiro y con las pocas fuerzas que aún le quedaban, se levantó de su lugar sin ayuda de nadie.

Malfoy aún se encontraba atónito por lo sucedido ¿Su Lord le había atacado? Parecía que es la primera vez que lo hechizaba específicamente a Él. Una sonrisa de superioridad quiso asomarse en su rostro,el señor Oscuro levantó su varita contra él, más el dolor era superior y prefirió guardarse sus pocas energías para seguirle cabeza gacha hacia el despacho.

Parecía que la estaba guiando por un laberinto de lujosas decoraciones. Las pocas veces que estuvo en la mansión Malfoy solo disfruto de la velada o fue torturada en el mismo salón de eventos. Gracias a Merlín, por donde caminaban se encontraba una suave alfombra que amortiguaba sus pasos, dándole un poco de calor que había perdido durante la tortura.

The Curse [Lord Voldemort y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora