Capítulo XIV

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Warning: Escena de violación. Por favor, le recuerdo a cualquiera que no se crea apto para estas escenas, pase de largo el capítulo.
Recuerda, todo lo que ocurra en este episodio es algo meramente ficticio, proveniente de lo más oscuro de la imaginación de esta cuestionable autora.

Si te sientes capaz de leerlo, invitado estás. Disfrutalo, pequeñx.

¡Ey! Soy yo de nuevo. Por politicas de Wattpad es muy posible que esta historia sea eliminada. 
Ahora mismo, me estoy transfiriendo a la famosa plataforma, AO3 y a Inkitt, donde continuaré publicando. Aqui, de igual forma seguiré subiendo capitulos en la medida que me deje.
¡Puedes buscarla con el mismo nombre!


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Sumergida en las profundidades de Morfeo, como una hoja arrastrada por las aguas turbulentas de un río, tras una conversación agotadora con sus compañeras, ella caía rápidamente. Una vez más, se encontraba envuelta en el tejido de los sueños junto a su Señor, en un trance que parecía repetirse incesantemente, cual el eco ominoso de una antigua maldición.

Lo avistó allí, con la misma apariencia que conoció la última vez que se habían encontrado. Al principio, pensó que era solo otro sueño más en la sucesión de ensoñaciones que la atormentaban. Sin embargo, al acercarse a él, la sensación de irrealidad se desvaneció gradualmente, reemplazada por la certeza de que aquel encuentro tenía una calidad diferente, demasiado palpable y perturbadora.

Sus brazos envolvieron su cuello con una mezcla de impulso y precaución, mientras inhalaba el aroma varonil a menta que emanaba de su figura masculina. Los dedos masculinos, endurecidos por el trabajo y la batalla, encontraron el contorno de su cintura, atrayéndola hacia sí con una firmeza que evocaba un deseo profundo, pero también una autoridad ominosa.

―¿Has sentido mi ausencia, pequeña?― murmuró Lord Voldemort con una voz áspera que resonó entre los cabellos de la joven, envolviéndola en una sensación de temor y cautela. Incapaz de articular una respuesta adecuada, ella asintió con la cabeza en un gesto de sumisión involuntaria. Anhelaba el contacto que él le proporcionaba en sus sueños nocturnos, buscando satisfacer una necesidad que se había arraigado profundamente en su ser.

Comenzó a rozar suavemente su cuerpo contra el del oscuro mago, buscando una conexión que le brindara consuelo en medio de la oscuridad que los envolvía. Sin embargo, sus intentos fueron rápidamente frustrados cuando fue apartada con brusquedad, recordándole la distancia insalvable que existía entre ellos, incluso en el mundo de los sueños.

El hombre agarró bruscamente la barbilla de la contraria, elevándola con firmeza para que pudiera contemplar sus orbes rojizos. Su semblante reflejaba un enfado que evocaba el recuerdo de aquel día en la Malfoy, donde su ira había estallado sin piedad. El agarre de sus dedos se hacía sentir con dureza contra la piel delicada de la joven, dejando en su rastro una sensación de presión que trascendía el mundo onírico; tanto es así que en los días siguientes, de no ser por la naturaleza efímera de los sueños, habrían quedado visibles los moretones.

―¿Te has entretenido con el Heredero Malfoy en mi ausencia, puta?― volvió a hablar, esta vez sus palabras rozando los labios de la joven con una intensidad que reflejaba su auténtico enojo. La mirada cargada de odio que proyectaba hacia ella era tan palpable que la hizo temblar involuntariamente.

Ella se dio cuenta demasiado tarde de que esto no era un simple sueño; era su Señor dirigiéndose a esta con verdadera ira y desdén. La realidad de la situación se materializaba frente a sus ojos, y comprendió con dolorosa claridad que había traspasado límites que no debía.

―Mi Señor, yo... ¿Cómo se enteró?― Fue un error de juicio cuestionar a Lord Voldemort. El oscuro mago liberó su mandíbula para girarla con brusquedad, colocándola de espaldas a él. El agarre, ahora más intenso y opresivo, se concentraba en la región posterior de su cuello, ejerciendo una presión que era tanto física como simbólica, recordándole la vulnerabilidad inherente a su posición subordinada.

La mano de su Señor ejercía una presión intensa y despiadada en su cuello, dejándola sin aliento y sin capacidad para articular palabra alguna. Al final, se resignaba a su papel de sumisa desde el mismo instante en que sus miradas se cruzaron por primera vez, sellando un destino marcado por la sumisión y el temor ante su implacable dominio.
Con su mano libre, el oscuro mago materializó un sofá que resultaba familiar para ella, siendo el mismo que habían utilizado en su última reunión en la oficina del Señor. El poder de su voluntad se manifestaba de manera tangible, recreando un escenario que evocaba recuerdos dolorosos y sumisos, donde la presencia del mueble no hacía más que reforzar la sensación de estar atrapada con él, sin escapatoria.

The Curse [Lord Voldemort y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora