2. California

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Drew

Después de tanto tiempo por fin había decidido volver a California, normalmente eran mi madre y mi hermana quienes viajaban a verme.

Mi amigo Jeffrey me llamo un día diciéndome que había comprado el lugar perfecto al cual me invitaba a pasar el verano. La verdad prefería eso a quedarme en casa de mi madre. No me malentiendan la amo pero a veces podía ser un poco... Mmm como decirlo... pesada sin hablar de mi hermana.

Había conocido a Jeffrey en la escuela superior de arte dramático de Madrid, desde ahí salíamos a todo tipo de lugares juntos. Un año atrás finalmente se había mudado a Los Ángeles en busca de nuevas oportunidades.

Al llegar al aeropuerto tome mi móvil para llamar un taxi que me llevara a su casa, lo primero que pensé al verla fue ¡joder! y es que era demasiado grande. Paredes altas de dos pisos con ventanales en todas ellas. Una fuente que dejaba salir pequeños chorros de ella frente a las escaleras que daban al porche de la casa. El cuerpo de Jeff se asomó al abrir la puerta.

Joder tío has venido — dijo Jeffrey en su acento español aventándose hacia mí para darme un abrazo.

Jeffrey era el tipo de chico que utilizaba su aura oscura para llevar a las chicas a la cama.

— Claro que vine, pero suéltame que ya pareces la pesada de mi hermana — sonreí soltándome de él para apretar su hombro en forma de saludo.

En el interior la casa era mucho mejor con un gran salón en la entrada, una escalera a su derecha para subir al segundo piso. Al otro lado estaba la cocina. En el fondo la sala con un gran sofá, sillones, televisión plasma, video juegos y estéreo. La luz entraba por una puerta de vidrio que daba al jardín con piscina. El segundo piso consistía de las habitaciones, sala de juegos y un pequeño gimnasio.

Decidí entrar a la que sería mi habitación y darme una ducha larga antes de la fiesta que había organizado Jeffrey, según él porque había llegado pero para mí simplemente era excusa para organizar una de sus "grandiosas" fiestas.

Después de ducharme baje a comer algo y para mi sorpresa ya estaba toda la comida de la fiesta en la barra de la cocina. Vi a Jeffrey hablando con alguien sobre cómo atender a los invitados mientras daba una calada a su cigarro.

— A veces sueles ser tan formal — dije llevando un pedazo de queso a mí boca.

— ¿Ahora que hice? — preguntó girándose hacia mí para apoyarse en la barra mientras exhalaba el humo.

— ¿Servicio para una fiesta de adolecentes? — emití riéndome irónicamente — No deberías fumar dentro de la casa — concluí en un tono más serio.

— Solo quiero atender bien a mis invitados — respondió de malas maneras — Exacto no debería — concluyo señalándome con el cigarro para mirar hacia otro lado.

Para mí que solo quieres dártelas de pijo rico — bromeé tomando más comida de la barra.

Vale, vale ¿está mal querer darme lujos ahora? — preguntó negando con la cabeza para volver su mirada hacía mí.

Que solo bromeaba tío, relájate — dije levantando las manos en señal de rendición. A esto el catering nos miraba sin entender una mierda.

— Lo sé... bueno me iré duchar para ponerme guapo, tal vez conozca una chica interesante esta noche — dijo apagando el cigarro en el cenicero.

— No cambias más ¿no? — dije poniendo los ojos en blanco — Algún día deberías sentar cabeza.

— No seas amargado — apretó mi hombro — Mejor haz lo mismo que yo.

— ¿Acostarme con cualquier chica de la cual no conozco ni el nombre? no gracias — respondí mirando por el ventanal que daba a la calle, ya estaba oscureciendo — Aparte sabes que no puedo.

Bajo la piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora