Drew
Después de la fiesta no había vuelto a casa de mi madre. Habían pasado ya algunos unos días para ser sincero no sabía cuántos. Salí con Jeffrey a recorrer la ciudad pues hacía mucho tiempo no estaba allí. En las noches íbamos a bares para pasar el rato bebiendo, en caso de Jeff ligando a cada chica que se le pasaba por enfrente.
— Buenos días — saludo una chica alta de piel morena que entraba por la cocina. Llevaba puesta una camisa de hombre de la cual yo sabía el nombre del dueño. Apostaba lo que fuera de que por debajo no traía nada más. Le respondí con un moviendo de cabeza.
— ¿Sabes dónde puedo encontrar el baño? — preguntó apoyando su cintura contra la barra en donde yo me encontraba desayunando con una mirada bastante insinuadora.
Cerré los ojos respirando profundo.
¿Por qué tenía que lidiar con estas cosas tan temprano?
— En la habitación principal, donde dormiste cuenta con uno ¿No sabias? — pregunte con sarcasmo — Bastante grande por cierto — Concluí volviendo a mi desayuno.
Ella puso los ojos en blanco dándose vuelta hacia la puerta en donde entraba Jeff, los mire de soslayo.
— ¿Sigues acá? — pregunto algo desconcertado deslizando uno de sus brazos por la cintura de ella para acercarla a él y darle un beso.
Ella lo miro cuando él le dio la espalda, desvió su mirada hacia mí que sonreía mientras negaba con la cabeza desde la silla.
¿De verdad pensaba que acostarse con él haría que la tomara enserio? era como la tercera chica que venía a la casa en esta semana.
— Pero... — vacilo algo confundida.
— ¿Quieres que te pida un taxi? — pregunto Jeff abriendo la nevera para servir jugo de naranja.
Ella paso por mi lado fulminándome con la mirada para acercarse a él.
— ¿Quieres que te deje mi numero? — paso uno de sus dedos por el pecho desnudo de mi amigo para luego besarlo.
Él se apartó un poco de ella para asentir con la cabeza. Ella dejo una tarjeta encima de la barra y luego camino hacia la puerta.
¿Tarjeta? ¿De dónde saco la tarjeta?
No quiero saber.
— Iré a cambiarme, llámame cuando quieras — le dijo a Jeff apoyándose en el marco de la puerta — Adiós — me miro de arriba a abajo para por fin salir de la cocina.
Unos minutos después sonó la puerta principal cerrándose, genial se había ido. Jeff tomo la tarjeta de la barra tirándola al bote de basura.
— ¿Qué? — preguntó al percatarse de que lo miraba con desaprobación.
— No puedes tratar así a cada chica que llevas a tu cama.
El volteo los ojos sentándose en una silla junto a mí.
— Así es mucho más fácil, créeme como para ellas, como para mí — volteó hacia la puerta de la cocina sonriendo — Si no puedo yo mismo con mi propia vida, no sería justo de mi parte amarrar a alguien más a ella.
Su rostro se tornó frío pero su mirada era triste, Jeff no había tenido una vida fácil. Sus padres nunca permanecieron junto a él. Desde pequeño siendo llevado a internados para después estar en residencias hasta que decidió alquilar un piso e irse a vivir solo. Nunca tuvo una casa a la cual llamarle hogar, solo un lugar para ir en vacaciones, cuando por supuesto sus padres se encontraban de viaje.
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Bajo la piel
Teen FictionExisten cicatrices más profundas bajo la piel, creanme se los dice alguien que ha tenido que lidiar con ambas la mayor parte de su vida. Samatha Allen. Acostumbrada a una vida de tranquilidad hasta que él regresa a ponerlo todo al reves. Ambos esco...