Capítulo 2: Hércules

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27 de abril, Hércules

Shikamaru, observó nuevamente al chico que se había planteado frente a él, con una mirada que ni siquiera puede entender, porque no lo puede ver. Apenas había logrado dormir, y no estaba en sus planes leer las acciones de esa persona, con el estómago vacío y su cafetería favorita sin abrir, no estaba de humor. Reciente había pasado las puertas de la facultad de bellas artes, pero solo apareció él... de la nada.

Bostezó, mientras lo escuchaba quejar de qué, no tenía idea, el sonido de su voz no era tan agradable y no se iba a esforzar a prestarle mucha atención. Los demás se reunieron a su alrededor, curiosos, quizás. Se encogió de hombros, y solo caminó, pasando a su lado, y negando cuando un fuerte olor llegó a su nariz.

Podía decir que era de educación física, lo único con que podía identificar de él. Hizo un ademan de despedida para aligerar el ambiente, pero no fue suficiente.

-¡Shikamaru Nara! ¡¿Por qué eres favorecidos por todos?!

Eso lo escuchó, extrañamente sus oídos se liberaron, y le dieron oportunidad de prestar atención. ¿Qué si era favorecido? Eso no lo podía decir, solo había una manera de decirlo, lo jodían, no lo favorecían como todos decían.Se empeñaban a mantenerlo a la vista de todos
como un buen trofeo, representación o lo que sea de la universidad. Eso no le importaba, pero allí estaba con su sentido de competencia siendo activado cada cierto tiempo.

Pero, no era favorecido, eso no era la mejor falacia que podían inventar de él, había escuchado mejores.

-Que esas un estúpido, no significa que todos lo seamos -dijo con aquel tono perezoso con el que era conocido, tan lento e sincerado, como siempre. Las risas de los demás reemplazaron el silencio que había dejado el otro.

Eso tampoco lo detuvo de seguir su camino hacia su primera clase, buscar problemas con una
posible solución no era de su agrado, eso era para novatos.

Escuchó los pasos apresurados, por lo que volteó por inercia, y con los ojos adormilado, observó como el puño se acercó a su cara, y el dolor sobre su mejilla apareció. Shikamaru volteó su rostro, y solo saboreó el sabor metálico de su sangre.

Eso, no lo esperé, pensó dejando escapar un suspiró, y los jadeos de sorpresa llegaron cuando devolvió el golpe.

No era tan idiota, un perezoso de primera, sí, pero su querida madre le había dado una enseñanza que seguiría sin dudar.

Si golpean primero, ya no ya vuelta atrás Shikamaru, mátalos.

Realmente no podía matarlos, era contra la ley, y no era tan rico como para pagar un abogado, dejarlo
un poco malherido era suficiente como advertenciapara todos. Una gran estrategia que utilizaría
contra quienes observaban y querían seguir molestándolo.

-¡Va a matarlo! -gritó alguien, una mujer, mucho más sorprendida por su acción.

Shikamaru negó con su dedo índice, mientras se levantaba del suelo donde quedo el desconocido-.
No esta muerto, aun respira, mujer.

Traqueó su cuello, y miró sus nudillos mallugados por los golpes a los que no estaba acostumbrado a
dar. Tomó su maletín, que en algún momento quedó abandonado, y siguió su camino hacia la
enfermería.

Era la mejor opción, después de lo ocurrido, aprovecharía para recuperar las energías tomando
una siesta. Eso haría.

Conociendo a la señora que se mantenía atendiendo las pequeñas heridas. Aquella mujer era la que también lo dejaba dormir en las camillas, y era la única que podía recordar un poco de lo que
fue Yoshino. Lo que no fue extraño ir en su ayuda, para el pelinegro era mucho mejor que ella lo hiciera, después de todo a la despensa medica de su casa hacía mucho tiempo que había terminado.

Y mientras dormitaba en la camilla, quizás ignorando la realidad tan aburrida que lo rodeaba. Una voz curiosa pregunta su nombre, alegando dolor en área abdominal y mucho fastidio por no ser acompañada por sus amigas, en el sufrimiento al que estaba siendo sometida.

-Tengo hambre... -balbuceó la desconocida, corriendo la cortina que los separaba. Shikamaru
cerró los ojos para ignorarla. Quizás si fingía dormir no lo molestaría y el caería rendido, pero nofuncionó-. Sé que estas despierto, y tu herida no te va matar.

El pelinegro chasqueó la lengua fastidiado, queriendo darle la espalda, pero las palabras de la
enfermera fueron claras, si hacia algo imprudente ella no volvería a auxiliarlo. Pero ninguna de sus
acciones para ignorarla podría salvarlo de una conversación innecesaria para él, a lo que se rindió y volteó a verla.

Abrió sus ojos con evidente enojo y aquella chica lo miró con una extraña familiaridad, a tan solo dos
segundos de voltear, la misma a la que podía reconocer y detallar, la única a la que podía identificar entre tantos manchones borrosos. Con
el leve balanceo de sus pies y la desinteresada mirada de aquellos saltones ojos azules se
presentó como: Naruko Uzumaki

Por lo que él se sintió con la necesidad de decir su
nombre, ya no solo por cortesía, sino por la curiosidad que creció en él. Curiosidad hacia ella, y quizás podría sacársela de encima. Vamos, no era la primera vez, que huía de las personas, era una de sus mayores especialidades.

-Shikamaru.

-Shikamaru ¿Qué?

¿Qué no es suficiente con mi nombre? Preguntó
internamente, eso ya era demasiado, por ser como era, ya que era lo suficiente conocido, y ella trataba
de sacarle muchas más palabras de la boca, quizás cuando se enterara de lo que había hecho minutos
atrás no se acercaría de nuevo. Rodó los ojos, era molesto pensar en todas las posibilidades.

-Shikamaru Nara.

-Un gusto, Shikamaru, soy estudiante de intercambio y sería un gusto charlar contigo, aun en estas circunstancias.

Shikamaru la observó en silencio mientras ella continuó hablando. Era esa misma chica, la que Andrómeda marcó con su historia. En ese
momento sonrió hacia él, y muy dentro, en aquel lugar tan olvidado por él, una extraña sensación
surgió. Lo ignoró, tenía hambre y pereza en levantarse de la posición tan cómoda que había adquirido, una que no volvería tan fácil si se
levantaba.

-Bien, ahora, ¿Puedes dormirte? porque yo sí quiero hacerlo, y no me estas dejando.

-Es que no lo entiendes, mis amigas se fueron a las clases y me dejan con esto dolor tan mortal.

-No, no lo entiendo, ahora cállate, necesito dormir -se quejó, cerrando los ojos, quizás con eso podría
ignorar los azules y curiosos ojos que cargaba.

Era linda, y molesta.

-¿No tienes hambre?

-No -mintió, el agujero de su estomago era molesto, pero no al grado de levantarlo de la cama.
Shikamaru solo quería dormir, y recuperar las energías ya perdidas.

-Está bien, está Shikamaru, puedo esperar a que despiertes para que hablemos.

-Es mejor que no lo hagas.

-Tengo una voluntad muy fuerte.

-Lo noté -desgraciadamente, terminó en su mente. Se arrepintió, por muy atrayente que fuerala chica, él tenía un tiempo limite de paciencia y Naruko, estaba acabando con su fuente.

O toda la fuerza que le regalaron los dioses a Hércules, para soportar la nueva cercanía, por no faltaba mucho para que rindiera.

Trazos De Estrellas; ShikaNaru Fem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora