Capítulo 2

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El joven Miguel Rivera había crecido para convertirse en un adolescente apasionado por sus sueños. Se encontraba orgulloso de que su familia, finalmente, aceptara su amor por la música. No buscaba fama ni reconocimiento; simplemente quería disfrutar y vivir la música, su verdadera pasión.

Miguel cursaba la escuela secundaria y, para su clase de Historia de México, le pidieron investigar una leyenda de su país. Había tantas de donde elegir que se sentía abrumado. ¿Cómo olvidar la leyenda del quinto sol? Aquella historia que contaba cómo los dioses se reunieron en Teotihuacán para convertirse en el fuego divino. Tal vez podría elegir la aventura de Quetzalcóatl en el inframundo, en busca de los huesos para la creación del hombre, o cómo este mismo dios fue engañado por su hermano y, en una borrachera de pulque, hizo cosas indebidas para alguien de su estatura y, avergonzado, dejó el país prometiendo regresar en busca de venganza. También estaba la leyenda del conejo en la luna, la flor de cempasúchil o el misterio de "La Llorona", la pobre mujer indígena que se enamoró de un hombre y cuya leyenda tiene origen prehispánico.

Había demasiadas leyendas para elegir.

Finalmente, Miguel se decidió por una leyenda menos conocida pero igualmente fascinante: la leyenda del Pico de Orizaba, también conocida como "Nahuani y Ahuilizapan". Esta antigua historia olmeca contaba la vida de una guerrera extraordinaria, Nahuani, quien rivalizaba con cualquier guerrero varón y había sido entrenada por un águila. La leyenda hablaba de valentía, amor y sacrificio, elementos que resonaban profundamente en Miguel.

Con entusiasmo, se sumergió en la investigación. Cada noche, bajo la luz de la luna, Miguel sentía una conexión especial con Nahuani, como si la guerrera misma le susurrara sus secretos y hazañas. Los árboles de su jardín, que se mecían suavemente con el viento, parecían estar de acuerdo, susurrando en lenguas antiguas y llenando el aire con la magia de la historia.

Miguel sabía que nadie más llevaría esta leyenda a clase. Se sentía inspirado y decidido a compartirla, no solo como una tarea escolar, sino como una forma de honrar a los antiguos dioses y a los héroes olvidados de su tierra. Con cada palabra que escribía, sentía que las montañas y los ríos de México lo apoyaban, brindándole fuerza y sabiduría.

Al día siguiente, Miguel se presentó en clase con su proyecto. La historia de Nahuani y Ahuilizapan capturó la atención de todos. Sus compañeros, y hasta su profesor, quedaron fascinados con la narración. Miguel, iluminado por la pasión y la magia de la leyenda, vio cómo su amor por la música y su conexión con sus raíces se entrelazaban en una danza de palabras y melodías.

Miguel Rivera había encontrado no solo una leyenda, sino también una parte esencial de su identidad, algo que le recordaría siempre que los sueños y las historias están entrelazados en el gran tapiz de la vida, y que cada nota y cada palabra pueden resonar con la fuerza de los dioses antiguos.

En ese momento, una de sus compañeras, María, se puso de pie frente a la clase.

—Buenos días compañeros, hoy les voy a hablar de una leyenda que me contó mi abuelo de su tierra natal. Mi abuelo es del Estado de Puebla, así que les hablaré de la leyenda de amor de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl...

La chica comenzó a narrar aquella bella historia de amor entre dichos volcanes que hoy en día son uno de los símbolos de México, pero por alguna razón... Esto se le hacía tan familiar...

Miguel escuchó con atención, sintiendo una extraña conexión con cada palabra que María pronunciaba. Las historias parecían entrelazarse, resonando en lo más profundo de su ser, como si los antiguos espíritus de las montañas los estuvieran guiando a través de un destino compartido.

 Las historias parecían entrelazarse, resonando en lo más profundo de su ser, como si los antiguos espíritus de las montañas los estuvieran guiando a través de un destino compartido

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En algún rincón de Japón, un joven se encontraba solo en el mundo después de perder a su familia nuclear. Solo su tía y sus amigos cercanos lo acompañaban en su camino solitario. Pero el destino, con sus hilos invisibles tejidos por los dioses mesoamericanos, comenzó a llamarlo de regreso a su origen.

A pesar de vivir en uno de los países más tecnológicamente avanzados y deseables para visitar, el joven sentía una inexplicable atracción por un país tricolor, donde se celebraban con fervor los logros más simples. Su fascinación por la cultura mexicana era tan intensa que sus amigos y su tía decidieron sorprenderlo con boletos para visitar México durante las vacaciones.

Lo que él no sabía era que estos eventos estaban destinados a desencadenar un despertar espiritual profundo.

























Les dejo la historia por si causó curiosidad:

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Les dejo la historia por si causó curiosidad:

Gracias por leer los veo el siguiente capítulo.

Corregido; 30/jun/2024

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