El amanecer se deslizaba suavemente por la ventana del cumpleañero, llenando la habitación con un resplandor dorado que parecía tangible, como si pudiera tocarse. Él había permanecido despierto mucho antes de que el sol se atreviera a levantar su cabeza sobre el horizonte. Las ojeras bajo sus ojos no eran simplemente signos de fatiga; parecían marcas profundas, cicatrices invisibles de una batalla secreta que había librado con Morfeo, donde los sueños no eran solo sueños, sino portales a otros mundos. Una sensación extraña pesaba sobre él, como si no solo estuviera cansado, sino desplazado de la realidad.
Llevó las manos a sus ojos, frotándolos lentamente, como si intentara borrar no solo el sueño, sino los vestigios de una visión más antigua. Cada roce de sus dedos era un intento desesperado de arrancarse de la mente los ecos de un pasado desconocido, algo que había visto en los rincones de su subconsciente, algo que lo seguía aun despierto.
"Un día normal", se dijo con una risa entre dientes, pero la ironía de esas palabras le provocó un escalofrío. Después de la noche que había tenido, donde lo real y lo irreal se habían entrelazado como ramas de un árbol enredado en el tiempo, dudaba que algo en su vida pudiera volver a ser normal. Sus extremidades parecían más pesadas de lo habitual cuando se levantó de la cama, como si la gravedad hubiera aumentado solo para él. Estiró los brazos y las piernas, forzando a su cuerpo a responderle, sintiendo que cada movimiento era una resistencia contra lo invisible.
Al ponerse las chanclas, el suelo frío parecía hablarle, un susurro bajo sus pies que lo anclaba a este mundo. Caminó hacia el baño, donde el aire tenía un olor húmedo, cargado de una quietud inusual. Frente al espejo, el reflejo de su rostro lo observaba como si fuera alguien más. El agua fría golpeó su rostro y, por un segundo, tuvo la sensación de que el agua no era solo agua, sino un río antiguo que lo conectaba a algo que no entendía. Al levantar la vista, su reflejo parecía cambiar por un instante. Los rasgos de su rostro se desdibujaron, y en su lugar, casi podía ver la figura de un guerrero prehispánico, como si estuviera frente a una ventana al pasado y no solo un espejo.
Sacudió la cabeza y se llevó la mano a la frente. El dolor punzante que sentía no era un simple malestar, era una presencia, algo que palpitaba en lo profundo de su mente, como si fuera un tambor en medio de un ritual antiguo. "¿Qué me está pasando?", pensó, mientras su respiración se volvía más pesada. Abrió el botiquín y sacó una pastilla para el dolor de cabeza, como si con eso pudiera expulsar las sombras que se habían acumulado en su mente durante la noche.
Salió del baño, pero el aire de su habitación parecía diferente. Todo estaba exactamente como lo había dejado, y sin embargo, había algo en el ambiente que lo inquietaba, como si el espacio que lo rodeaba estuviera cargado de una energía que él no podía ver, pero podía sentir. Por suerte, era fin de semana. No tendría que enfrentarse a la rutina del colegio, pero una extraña sensación de anticipación se había instalado en su pecho, como si algo estuviera por ocurrir.
Se dejó caer de nuevo en la cama, su cuerpo hundiéndose en el colchón como si la tierra misma lo estuviera absorbiendo lentamente. Tomó su celular y comenzó a deslizarse por las redes sociales, buscando distracción, pero todo le parecía vacío, intrascendente. Los vídeos pasaban ante sus ojos como sombras, ninguno lograba capturar su atención, hasta que un título le hizo detenerse: "Top de las historias de amor más famosas de México".
No era el tipo de contenido que solía ver, pero había algo en esas palabras que resonó con su sueño, como si lo llamaran desde algún lugar profundo y olvidado. Con el corazón latiendo ligeramente más rápido, pulsó sobre el vídeo. A medida que las leyendas se desplegaban en la pantalla, sentía que algo en su interior despertaba, como si esas historias antiguas estuvieran entrelazadas con lo que había visto en sus sueños, con lo que había sentido. Y, de alguna manera inexplicable, supo que esas historias no eran solo leyendas; eran parte de él.
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Te encontré [Hiroguel] [Corrigiendo]
Fiksi PenggemarPopocatépelt era un guerrero tlaxcalteca que se había enamorado de la hermosa joven Iztaccíhuatl, la princesa de aquel lugar, pero no contaron que uno de los pretendientes de la hermosa princesa: Xinantécatl la engaño cuando el joven guerrero fue a...