El arte de tocar pt.5

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Tensión sexual

Excepto que, cuando sus labios se presionaron contra los de ella una vez más, le permitió un poco de consuelo, la besó de la manera que le había gustado y le dio un momento para sentir y nada más. Fue estimulante. La besó una y otra vez, haciendo que su cerebro se nublara por la necesidad y el deseo, amando la forma en que la calidez de su boca presionó la de ella. Sus dedos se apretaron en su cabello cuando sintió el golpe de calor húmedo sobre su labio inferior.

Sabía que era su lengua y parte de ella quería resistirse, pero cada vez que él cerraba la boca con la de ella, se olvidaba de que tenía que detenerse. Ochako lo quería. Mientras su lengua acariciaba su labio una vez más, su boca se abrió, dándole la bienvenida dentro, pero él se escapó de ella y continuó burlándose de ella. Ochako gimió contra su boca, sintiéndose como un niño malcriado que no podía conseguir lo que quería. Porque ella lo deseaba; quería que su lengua hiciera un cortocircuito en su cerebro.

Presionando hacia adelante, incluso mientras Katsuki la apoyaba contra el lavabo del baño, luchó contra ella, rogándole que hiciera el primer movimiento. Así que lo hizo, harta de sus juegos e hizo que su lengua abriera la suya, encontrándolo y tratando de entender cómo podían moverse juntos. Katsuki la acercó más y sintió que podía continuar así durante horas.

Su estómago estaba dando vueltas, como un paseo de carnaval girando en su vientre que nunca se detendría. Había funcionado mal, al igual que el resto de ella, porque se dio cuenta de una cosa mientras su lengua exploraba su boca, bailando con la suya.

Se había olvidado de respirar.

Ella jadeó, separándose de él y pasando las manos por los lados de su rostro. -Sabes tan bien,- jadeó y él esbozó una sonrisa.

Ochako notó que cuando el dormitorio se enfocó, era como si fuera un auto cambiando de marcha; en una conversación ordinaria, estaba neutral, inseguro de qué hacer, pero tan pronto como entraron, estaba conduciendo, sabiendo exactamente lo que tenía que hacer. Sabía cómo enseñarle, y era hacer que ella se moviera primero; hacer lo básico con ella antes de que pudiera aprender a ir por su cuenta.

Iba a volverla loca y solo la estaba besando.

Katsuki se dio cuenta de que necesitaba actuar como un buen chico durante unas horas para que Ochako se sintiera cómoda. Normalmente no le quedaba bien, pero sus pequeñas peculiaridades lo hicieron sonreír más de lo que lo había hecho antes con un cliente. Ella estaba cerrada y necesitaba un poco de orientación, pero eran las pequeñas cosas que él podía hacer por ella. Los juntó, tratando de juntar sus rostros para asegurarse de que este beso durara. Ochako, como ella había dicho, no era la que mejor besaba, pero no era la peor. Cada beso le daba confianza, permitiéndose alimentar la pasión hacia la que ambos ardían.

Besar a Ochako estaba haciendo que su ya tensa polla se sintiera como si pudiera romper su cremallera. Sabía que su cuerpo era increíble, pero no sabía que su boca podría hacer que casi se olvidara del maldito dinero solo para sentir cada centímetro de ella. Katsuki tenía razón sobre la falda lápiz: mostraba cada curva, hacía que su trasero se viera como el melocotón más jugoso y hacía que sus piernas cortas parecieran que iban por millas. Había raros momentos en los que Katsuki quería divertirse, pero más que nada, quería hundirse de rodillas y besar sus piernas hasta que le mordiera el culo.

Su posición ventajosa de ella se alzaba sobre el tocador del baño y el reflejo de ese culo en el espejo hacía que sus besos se volvieran intensos. Con las manos en su cintura, tiró de ella ligeramente hacia adelante, sus manos en el costado de su cuello y en su cabello se volvieron más firmes, como si necesitara que su toque fuera igual en presión a la suya. Con un gemido ahogado reverberando de su boca a la de él, supo que no podía continuar en el puto baño. Él se echó hacia atrás y la puso de pie de nuevo, sus ojos, entrecerrados y felices, estaban un poco más aturdidos que antes.

Kacchako Stories //KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora