Leo

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La decadencia de mis pensamientos,
del sentido que tiene la reacción sobre el corazón.

Me creo capaz de hacer muchas cosas,
de mejorar como persona, de prescindir ante el rechazo y poseer la dicha del individuo amado.

Pero existen tantas decepciones, momentos
y situaciones que desearía enterrar en lo más profundo de mi diario.

Cada día es como un sueño no cumplido,
las repeticiones crean en mí ese
sentimiento de perdición y cadencia.

Ayer te ví...
En mis sueños, por supuesto.

La realidad matizada junto a la sombra del color de tus ojos haciendo de ellos mi refugio preferido.

Nunca amé el hogar, el calor o la insistencia de un beso.

El producto de horas continuas donde mi carácter hacía juego con tu cabello.

Perfeccionando el ocurrente misterio que le hacía devoción hasta al mas mínimo detalle que poseía.

Recurría a la prominencia de mi tranquilidad;
el defecto notorio que emanaba de mi piel.

Ocurría entonces el inesperado acto
que me recordó a épocas nunca vividas,
a libros nunca leídos,
a la música que escuché pero que olvidé de pronto.

Desperté...
Aún existía entre mis brazos.

Scilliant.

Los exploradores van por la tierra
buscando algo entre nada,
lo que no se ve,
lo que está bajo las piedras,
bajo la tierra y el mar,
fuera del mundo y más allá.

Soy uno de ellos, estoy buscando el momento justo donde pueda prescindir de mi corazón
y hacer espacio para alguien más.

Está un poco desordenado,
Las estrellas de Van Gogh lo iluminan
Tiene el aroma del olvido,
pero es seguro y cálido.

Es fuerte y bondadoso
Tiene el sentimiento de un
recuerdo histórico del tipo victoriano que
oscurece a medias la modernidad.

Da la impresión de ser una de esas situaciones en las que no podría controlar el fuego de mi alma.

He dominado el prejuicio de la primera vez presente en el inicio de nuestros encuentros.

El prólogo invertido y la suspicacia del último párrafo que me ha dejado sin dormir por noches enteras.

Elocuente es el sonido de su voz que me hace parecer como a un rebelde sin arreglo.

La manera en la que cambiaba mi realidad
y producía pequeñas partículas de esperanza disfrazada.

Shakespeare podría con ésto,
con mi amor
con mi corazón.

Con suerte me haría morir delante de sus ojos con una flor entre mis dedos.

Pero somos un verso de Rilke,
estamos absueltos de la perdición
que persigue al resto.

La naturaleza de nuestro amor habita en las montañas de Ambarino.

Y nadie nos encontraría en Velaris.

Donde mi sueño de estar contigo se haría realidad.

Gaby

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