CAPITIULO 5

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Eran las 7 de la mañana siguiente en que Dante piso Jaén para aterrorizar a sus habitantes, el timbre del apartamento sonaba, la respuesta jamás llego, después escucharon la puerta y mientras ambas estaban sentadas en la sala muerta del miedo el sonido seso. Ambas respiraron aliviadas y mismo tiempo nervioso, pero nada comparado con el grito que dieron al ver a ese rubio entrar por el balcón.

-¿Por qué coño no abren la maldita puerta?- y sacudiendo su pantalón Damiano estaba frente a ellas- ¿Saben lo que tuve que hacer para venir aquí?-

-¿Es acaso una plaga?- dijo Cecilia golpeando la mesita de centro- llegan uno detrás de otro, ¿Acaso huelen la felicidad o que les pasa?-

-Deja de quejarte niña- le paso de largo para abrazar a una Freya envuelta en lágrimas- te prometo que hare lo posible por llevármelo de aquí, solo quería ver que estuvieras bien-

-Lo vomite- dijo abrazándolo

-No se merecía menos- rio divertido- ¿Qué es exactamente a lo que ha venido?- pregunto haciéndose espacio en el sillón sin soltarla

-No tengo idea, me siguió desde el local, y yo entre en shock es como si lo que me hizo no tuviera importancia para él, nos gritamos muchas cosas, pero al final simplemente me dijo "Eres mía Freya Giordano" ¿Crees que le haga algo a mi prometido?-

-No- dijo seguro a punto de soltar la lengua de mas- Solo es un berrinche, te vimos por casualidad en Almería, y decidió seguirte- ya tenía otra mentira

-¿Eras tú?- pregunto- en el tren, en Valencia- y asintió avergonzado

-Quería asegurarme que no te siguiera, pero ya no confía tanto en mí, Luciano es la mano derecha del Don ahora, yo solo soy un hermano más. Pero aun así tengo conocimiento de lo que hace y no hace, así que intentare que no te colme la paciencia-

-No quiero que Jerónimo sepa nada de mi vida pasada-

-Eso será lo mejor- confirmo Damiano sabiendo que de encontrarse el infierno volvería a la familia- no te preocupes, yo me ocupare, solo quería saber que estuvieras bien, y tú sabes...- la volvió a abrazar hasta susurrarle en el oído- mi corazón te extraño cada día-

-Creo que eres a la única persona que eche de menos- correspondió su abrazo.

Aunque no se pudo quedar mucho tiempo continuaron conversando un rato, ahora Dante era nada más y nada menos que Capo di tutti capi había escalado tan alto que sería imposible derrocarlo, ahora tenía 34 años y una larga lista de aliados. Eso no le dio paz a Freya quien sabía que con ese poder él tendría la capacidad y los medios para desaparecerla.

Intentaron que los días siguientes pasaran tranquilos. Damiano intentaba persuadir a su jefe diciendo que Freya aún se encontraba mal. Lo último que quería era que enfermara o que sufriera por su encuentro así que se limitó a verla a lo lejos, mientras sentía que el tiempo se le terminaba.

Una noche antes de que Jerónimo llegara, Freya se dirigió donde sus conocidas de la escuela de canto, había tomado algunas clases, pero no logro concluirlas, cantar le dolía, y por más que intento recuperar su voz no lo logro. Aun así se mantuvo en contacto con ellas, y al saber que se casaba la invitaron a ella y Cecilia a beber unas copas en la canta bar del centro de la ciudad.

El ambiente era festivo y las voces sonaban armoniosas, "son las chicas de la academia" decían las personas que bebían al verlas entonar cuanta barbaridad muertas de la risa. La pelirroja por un momento se olvidó de lo mal que se sentía. Pensó que quizá el simplemente había desaparecido de nuevo, y ahora estaba de nuevo tranquila.

No podía estar más equivocada. Al fondo del salón, Dante la miraba fijamente junto a un hombre que desconocía, además de un par de mujeres. La miro con indiferencia en cuanto ella sitio su presencia. Era como una maldición, el poder encontrarlo en cualquier lugar no importando la multitud.

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