ᴄ ᴜ ᴀ ᴛ ʀ ᴏ

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Después de haber hablado con Lisa hace una semana, Ten se sentía más tranquilo

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Después de haber hablado con Lisa hace una semana, Ten se sentía más tranquilo. Sus amigos lo notaban más tranquilo también. En el trabajo estaba solo otra vez, ya que Hendery tuvo que volver a la universidad. Lentamente sentía su vida volver casi a la normalidad.

―Ten, hay alguien a quién quiero presentarte ―escuchó decir a la señora Wong desde la parte de delante de la tienda. Él dejó las flores y la herramienta que tenía en la mano sobre la mesa, limpiándose las manos en su delantal de trabajo.

Al cruzar la puerta, reconoció la espalda de la señora Wong junto a la de un chico que no conocía. Creería que se trataba de Hendery por la altura, pero ya sabía que eso no era posible.

―Aquí estoy ―anunció él, haciendo que los otros dos presentes se volteen. Efectivamente, no sabía quién era el chico. No lo había visto nunca en su vida.

―Ten, él es Lucas. Será tu nuevo compañero ―informó la señora con una gran sonrisa y una mano en el hombro del mencionado, señalando de quien se trataba como si no fuera obvio ya-. Lamento no haberte avisado antes que pensaba en contratar a alguien más, pero lo consideré necesario.

―Está bien ―aseguró él, sonriéndole de vuelta. Le incomodaba la idea de tener que socializar, pero definitivamente necesitaba ayuda con su trabajo-. Hola, un gusto conocerte. Soy Ten ―se presentó él, extendiendo la mano al chico nuevo. Lucas la tomó con timidez.

―¿Me harías el favor de mostrarle dónde está todo? ―pidió la señora Wong, sentándose detrás del mostrador a lidiar con algunos papeles.

―Claro ―respondió Ten.

No era muy difícil de entender cómo funcionaban las cosas allí, así que rápidamente le explicó cómo manejarse y pronto se encontraron ambos terminando los pedidos del día.

Ten estaba inmerso en sus pensamientos cuando sintió que alguien le tocaba el hombro. Al voltear, vio a Lucas parado detrás suyo con la cara completamente pálida y se lo notaba nervioso.

―¿Te... encuentras bien? ―preguntó Ten, sin entender del todo la situación.

―Yo... ―dijo el más alto, tomó una boconada de aire e intentó seguir hablando, pero no pudo. En su lugar, sacó la mano que tenía detrás de su espalda y se la mostró a Ten, cerrando los ojos en el proceso. Lucas se había cortado la mano; no era un corte profundo, pero estaba sangrando-. Oh ―atinó a decir, parándose en su lugar y tomando la mano de Lucas para inspeccionarla más de cerca-. Vamos a sentarte así te pongo un apósito ―Lucas seguía con los ojos cerrados, estático en su lugar. Su mano temblaba entre las de Ten―. ¿Qué pasa? ¿Te duele mucho? ―preguntó el mayor, comenzando a preocuparse.

―Le... le tengo m-miedo a la sang-gre ―logró decir apenas en un susurro, aun con los ojos cerrados.

―Oh, okay. Okay... Entiendo ―dijo, tratando de pensar en qué hacer para calmarlo-. Está bien. Estás bien. No tienes por qué mirar. Solo... confía en mí ―empezó a decirle, delicadamente tomándolo de los hombros y girándolo, haciéndolo llegar a la silla que anteriormente ocupó él. ―Primero tienes que tranquilizarte, ¿sí? ―Lucas asintió. Ten estaba tratando de no sonar nervioso-. Inhala y exhala profundamente... Así es, muy bien ―le indicó mientras rápidamente se alejaba, yendo por el botiquín de primeros auxilios. Estaba yendo de espaldas, sus ojos nunca desviándose de Lucas. Ten estaba seguro de conocer el lugar como la palma de su mano como para moverse así, pero nunca se le cruzó por la cabeza que, por más que supiera dónde estaba ubicado todo, los objetos igual podían ser movidos.

Así fue como se chocó con las regaderas de metal, haciendo mucho ruido cuando estas cayeron al suelo. Lucas, inevitablemente, abrió los ojos ante el estruendo y una cosa llevó a la otra. El pobre chico vio su mano cubierta de sangre antes de que Ten pudiera decir algo y se desmayó.

Ten entró en pánico.

Se encontraban en la guardia del hospital, ya que Ten no tuve mejor idea que llamar a emergencias cuando vio al chico desplomarse en el suelo. Cuando el menor despertó, le hizo saber que no había sido necesario ya que le pasaba bastante seguido al ser (y estas son palabras del mismo Lucas) "un torpe que se lastimaba más que la persona promedio, irónicamente".

―¿Quieres que llame a alguien para que venga por ti? ―preguntó Ten.

―Mis padres no viven en la ciudad, y mis amigos están ocupados en este horario ―explicó el aludido, sentándose en la camilla mirando su mano ahora vendada-. Lamento que hayas tenido que traerme hasta aquí ―dijo honestamente, con la vista clavada en el suelo. Ten rio. Se habían conocido hace unas horas y ya se encontraban en un hospital, eso sí que era un primer encuentro para recordar.

―No es nada. Me asusté mucho para serte honesto ―confesó Ten. El chico se notaba avergonzado pero Ten quería que entendiera que a él no le molestaba-. Le avisaré a la señora Wong que estás bien y, si quieres, te acompaño a tu casa ―ofreció con una gran sonrisa. Lucas aceptó.

Al salir del hospital comenzaron a caminar a pedido de Lucas, quien le contó que prefería ir caminando a cualquier lado - siempre que pudiera - antes que tomar el transporte público. A Ten no le molestó ya que compartía la misma idea.

Usualmente, a Ten no le era muy sencillo hacer amigos ya que no sabía cómo iniciar o mantener una conversación como el resto de las personas cuando se trataba de desconocidos. Por eso su círculo de confianza se extendía a Lisa, sus tres mejores amigos, y Hendery y sus padres. Sin embargo, con Lucas parecía ser diferente. Era notable que Lucas era igual de tímido que él; quizás por eso se entendían tan bien.

Comenzaron a hablar de cosas triviales, enterándose de que tenían varios gustos en común, lo cual hizo que todo el trayecto fuera más llevadero. Ten no estaba prestando demasiada atención a dónde se encontraban, solo lo suficiente para ubicar en qué dirección debía ir para llegar a su casa. Estaban en un barrio que se le hacía mínimamente conocido.

Lucas dijo algo que hizo estallar de risa a Ten justo antes de frenar sus pasos.

―Esta es mi casa ―indicó el menor entre risas también. Ten finalmente calmó su risa y miró la casa frente a la que se habían detenido. Observó el resto de las casas y se dio cuenta de que estaba en el mismo barrio en el que vivía YangYang. Curioso, pensó.

―De acuerdo ―dijo finalmente el menor-. Cuida tu mano ―le ordenó, señalando su mano vendada.

-Sí, lo haré. Para la semana que viene ya estará mucho mejor, ya verás ―prometió Lucas con una sonrisa―. Gracias otra vez.

-Ya deja de agradecer -insistió Ten, empujándolo el hombro del más alto de manera inofensiva-. Nos vemos.

Lucas se despidió con la otra mano, dándose vuelta para entrar a su casa.

Ya se encontraba dentro y sacándose el calzado cuando sintió que alguien tocó a su puerta.

-Oh, hola YangYang -saludó el más alto a su amigo y vecino, que lo miraba con una expresión inquisitiva.

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━ ❨ 𝐀𝐆𝐀𝐈𝐍 ❩  | tenyangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora