𝐓𝐄𝐍𝐘𝐀𝐍𝐆 | ❝ Ten pierde al amor de su vida en un trágico accidente y, después de eso, no cree poder ―o querer― volver a enamorarse. Pero, casualmente, conoce a YangYang ❞.
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Habían pasado unos días desde que llevaron a Ten al hospital. Al contrario de lo que él hubiera querido, la señora Wong Insistió en que se quedara con ella y HenDery en su casa unos días para cuidar de él, y el chico no tuvo opción más que aceptar. HenDery estaba encantado con tenerlo en casa, ya que se había desacostumbrado a estar en su propia casa y no tener gente de su edad conviviendo con él todo el tiempo, por lo que la presencia de Ten le brindaba cierta sensación de comodidad; eso, y por supuesto que amaba estar con Ten en general.
Luego de unos días, Ten decidió terminar su estadía en la casa de la señora Wong y ya se encontraba de vuelta en su casa, aunque no estaba solo, por pedido (o mejor dicho, obligación) de sus amigos. Habían decidido hacer ― y estas son sus palabras ― «una pijamada indefinida». Por ello, ahora el piso la sala de Ten estaba cubierta de colchones, sábanas y almohadas.
El primero en despertar ese día fue XiaoJun, lo cual era muy raro para él. Decidió aprovechar esa oportunidad única para prepararles él mismo el desayuno a sus amigos para variar.
―¿Qué es ese olor? ―preguntó un Kun que aún no lograba despertarse del todo.
―¿Eh? ―respondió Sicheng, sin siquiera abrir los ojos― Huele rico ―balbuceó, mientras se acomodaba nuevamente en su cama.
―¡Levántense! ―gritó XiaoJun, saliendo de la cocina y logrando sobresaltar a dos de sus tres amigos, pues había uno que seguía durmiendo plácidamente―. Vamos, Ten. Despierta.
El aludido se removió en su lugar, negándose a abrir los ojos mientras cubría su cabeza con una manta, acción que no sirvió de nada, pues en segundos XiaoJun no solo le había arrebatado la manta, sino que lo había tomado en brazos para llevarlo él mismo a la cocina a desayunar. Kun y Sicheng los siguieron.
―¿Tú hiciste todo esto? ―preguntó Sicheng, mirando el desayuno estilo americano que el chico había preparado completamente solo. XiaoJun asintió, orgulloso de sí mismo―. ¿Por qué no haces esto en casa también? Siempre tengo que levantarme antes que tú a preparar el maldito café.
XiaoJun rió y le ofreció una tostada para que se callara. Ten abría los ojos por primera vez en el día y no pudo evitar sonreír al ver a sus mejores amigos en la mesa con él.
Ten estaba seguro de que había consumido más comida desde que salió del hospital que en toda su vida, pero no podía quejarse. Sus amigos le habían dejado muy en claro que a partir de ahora tendría que alimentarse bien y que ellos mismos se encargarían de que así fuera.
―¿Hay algo que quieras hacer hoy? ―preguntó Kun .
―Hoy tenemos que ir al cementerio ―recordó Ten. Supuso que sus amigos habían pasado por alto el hecho de que ya se cumplía otro mes de la muerte de Lisa debido a lo que había pasado, pero él jamás podría olvidarlo.
