Capítulo 28.

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Narrador omnisciente.

Es como si la desesperación se colara por las grietas de la prisión, es como si un aire de locura pasara por cada uno de ellos. Es como si fuera una noche en la que la demencia ha decidido salir a pasear, dejando a sus fieles seguidores hacer de las suyas.

Es como si todos tuvieran un mismo deseo esta noche pues la cordura no está presente y todos lo siente.

Violadores, ladrones, narcotraficantes, asesinos, estafadores y demás son puestos en un mismo cuadrilátero día a día, aunque no se conozcan, siempre habrá uno que quiera iniciar los problemas, deseando liberar esa demencia con la que muchos viven a diario.

Cuando una pelea inicia, todos aprovechan la situación para cobrar viejas cuentas.

Aren lo ha escuchado, Sten lo siente y Tobías empieza a suponerlo. Pronto se dará inicio a una riña que desatará todo el caos.


Sten camina detrás de Tobías, siguiéndolo a su respectiva celda. El joven de cabellera rubia luce nervioso, abrumado y desesperado. No ha querido hablar con nadie desde que tuvo cruce de palabras con Aren.

—Dime ya. —Sten insiste en cuanto llegan a la celda, suponiendo que con la poca privacidad podrá tener comodidad para contar las cosas— ¿Qué andas tramando?

Tobías se sienta en la cama de Sten, entrelaza sus dedos y baja la cabeza— Quiero confiar en ella, pero... pero tengo mucho miedo.

—¿Por qué quieres repetir la historia? Cuando intentaste que Samuel nos ayudará todo salió mal.

—Yo creí en él, pero ustedes no.

Sten se sienta a su lado, apesadumbrado— Ya lo sé. —suspira— Entonces confía en ti, Tobi, haz las cosas tú para que no te sigas matando la cabeza de que por haber confiado en nosotros las cosas siguen igual.

Tobías frunce el ceño— Porque si algo le pasa a Freiheit solo será mi responsabilidad esta vez, ¿no es así?

Se siente muy decepcionado de su amigo pues incluso a este punto, él quiere seguir ocultado lo que sabe.

—No le estoy dando vueltas al asunto por el hecho de que a ella le pase algo sino porque seamos nosotros los que más pierdan con esto. ¿Nunca has pensado que esto nunca se trató de resolver un acertijo, de buscar una venganza? ¿Y si todo esto es solo un beneficio?

Sten lo mira de reojo.

¿Tobías sabe quiénes es Freiheit realmente? ¿Ya sabe lo que ella busca?

Pero aún más, ¿Desde cuándo Sten ha estado suponiendo el motivo por el cual Freiheit entró a prisión?

—Entonces no hagas nada y nadie pierde.

Tobías se frota el rostro, estresado y confundido— Pero tú la has visto, tú has hablado con ella, tu debiste notarlo. Ella... Ella solo es alguien más que quiere libertad. —ladea la cabeza— Libertad en prisión. Irónico, pero es lo que queremos.

—Es lo que nos obsesiona —dice apenas en suave susurro.

Sten se pone de pie y camina hasta la pequeña mesa donde Tobías suele dibujar. El retrato de Freiheit ya no está. Sten suspira.

—Sube a tu cama, Tobi. Quiero descansar.

—Estamos hablando de algo, Sten.

—Ni tú mismo sabes qué es lo que quieres hacer, así que aclara tus ideas primero.

Tobías se pone de pie— ¿Por qué no mejor me ayudas a pensar qué hacer en vez de quedarte en una esquina del cuadrilátero sin opinión mientras sabes a la perfección todo lo que está pasando y lo que podría pasar? —Sten guarda silencio e inclina la cabeza, aquello enfurece a Tobías quien lo empuja fuertemente contra la pared— ¿Por qué quieres seguir fingiendo? ¿Por qué no me miras y confiesas que desde el primer día sabías que ella es una posible amenaza?

Frihed en prisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora