Capítulo 2.

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Cierro la puerta de la oficina del director y empiezo a recorrer el pasillo por el que llegué. Ya no hay rastro de Coleman por el lugar, según sé, ya es hora de que se vaya a descansar pues él tiene los turnos de la noche y solo se quedó por presentarme ante el director, cosa que no hizo y solo abrió la puerta, pero está bien, lo entiendo, seguramente no le agradaría que otros dijeran que solo me dieron el trabajo porque él me recomendó.

Veo a Madsen esperando por mí con una carpeta en su mano— Es hora. ¿Estás lista?

Asiento y le recibo la carpeta— ¿Algo que debería saber de antemano?

El ladea su cabeza en negación— No hablan mucho del antiguo maestro.

De reojo reviso el contenido de la carpeta. Hay poca información sobre seis prisioneros— ¿Son ellos?

—Supongo que sí.

—¿Supones?

Se rasca la nuca, duda mucho— Ya te lo dije, Freiheit, no hablan mucho. Nadie, ni guardias ni prisioneros. Pero esos seis fueron los únicos y más interesados en el programa. Es muy probable que entre ellos esté el asesino de Samuel. Él siempre tuvo seis presos en su programa, pero sabemos que también visitaba a otros.

Cierro la carpeta y suspiro— Bien.

Siento que si Madsen no está siempre a mi lado voy a terminar perdiéndome porque ya hemos cruzado varias puertas y uno que otro anillo de seguridad, además, hemos cambiado de edificio. A la distancia alcanzo a ver a los reclusos que se encuentran en su hora de actividad física. Giro mi vista hacia la torre de control de la izquierda, sobre la punta de esta visualizo a dos guardias armados que vigilan varios bloques, en especial uno de los más grandes, se ve un bloque muy deprimente.

—¿Ese es el bloque?

Madsen niega— Es el bloque para los de régimen cerrado y los que van a aislamiento.

Primer grado o régimen cerrado es donde han sido clasificado los presos más peligrosos y aquellos que no se adaptan a otros regímenes. Estos presos solo tienen permitido salir una hora al día, las otras veintitrés horas deben mantenerse encerrados. Dentro de este régimen, también se encuentra el departamento especial para aquellos presos que evidencian sus conductas peligrosas, son aquellos que mientras cumplen sus condenas terminan volviéndose los protagonistas de varios altercados, quienes van a este departamento generalmente se les castiga con el confinamiento solitario, en este aislamiento pueden llegar a pasar hasta dos semanas. Dicen que muchos odian allí pues es una verdadera tortura estar en una diminuta celada escuchando a otros gritar sin poder ver siquiera por una pequeña venta.

En lo personal siento que hay un gran fallo en el régimen cerrado. Si quieren hacer que alguien cambie deberían sacarlos a hacer trabajos porque si los dejan encerrados por veintitrés horas lo único que van a lograr es que cuando salgan sean aún más bestias de lo que ya son.

Algunos de los presos que está en el patio me visualizan y corren a las rejas para empezar a gritar cosas obscenas. Los miro sin detenerme. Algunos parecen enojados cuando los guardias les orden que se alejen de las rejas.

—Era de esperarse —comento ante el desagradable comportamiento de los hombres.

—Claro que lo era. En este lugar los colores opacos son los que predominan y de repente ven a alguien con tinte de color cereza, claro que se iban a emocionar.

Hago un mal gesto— ¿Realmente crees que fue por el tinte?

La mirada de Madsen viaja directo a mis tetas y se ríe— Tienes razón. Entre tantas pelotas un par de tetas descoloca a cualquiera.

Frihed en prisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora