Aren.
Tienes que aprender a controlar tus propias emociones, tienes que aprender a como canalizar cada una de ellas. No puedes permitir que tu estado de ánimo afecte toda tu rutina, pero a lo mejor, podrías aprender como ese estado de ánimo afecta o beneficia a otros, ya lo irás entendiendo, ya lo iras aprendiendo. A las buenas o a las malas, no importan los medios, yo lo entendí a una muy temprana edad y lo aprendí casi que al instante, después de mi hermano no creí que tendría el deseo de hacerle entender eso a otra persona, pero con ella lo sentí, con ella sentí tener la obligación de enseñarle aquello.
Pude reservar sus estados de ánimo solo para mí. Quería ser el único que tuviera la dicha de conocer su lado más precioso, así mismo, quería ser el único afortunado en conocerle las lágrimas, pero entonces un día entendí que ella era la única que me hacía creer en su sonrisa y en sus lágrimas, a mí, a un manipulador, a un mentiroso, a un estafador.
Después noté que ella se dejaba afectar por sus propias emociones y entendí que debía cambiar aquello, tenía que aprender a canalizar sus emociones o nunca podría avanzar, tenía que aprender como sus verdaderas o falsas emociones también podían influenciar mucho en otros. Y es que quien no controla sus emociones, no controla su vida y quien no pueda controlar su vida, no podrá progresar.
A las buenas o a las malas, me repetí aquello muchas veces. A las buenas o a las... tuve que aplazar aquello muchas veces, pero entonces, un día vi la oportunidad, la vi en su mayor estado de euforia y supe que debía aprovechar ese día.
—¡Põhipunktid! —exclamé, tomándola por la cintura y entrando a la oficina de Anthony.
Ella hizo un mal gesto y se apartó de mí— Prefiero que me llames Freiheit.
—¿Por qué, Põhipunktid? —pregunté, lentamente e inclinándome hacia ella mientras la sentaba sobre el borde del escritorio.
—No tiene ningún sentido que me llames de esa manera, además, me resulta una palabra complicada.
Me reí, moviendo unos objetos del escritorio para sentarme a su lado— Tiene demasiado sentido. Como dicen que ese resplandor se puede encontrar al norte o al sur...
Ella frunció el ceño— No me salgas con alguna tontería con respecto a mi nombre.
Le acaricie la barbilla con el pulgar— Deja de ponerte de malhumor cuando alguien siquiera mencione tu nombre. Si alguien nota eso entonces encontraran vías rápidas de como estancarte a ti y a tu mente.
Volvió a hacerme un mal gesto. Me lo había dicho infinidad de veces, odia su nombre, bueno, no exactamente al nombre sino a todo lo que le recuerda el mismo, que la llamen de aquella manera solo la hace recordar los gritos de quienes la lastimaron. Aun así, no debía ser tan obvia con ello, debía dejarse de tonterías o yo me cabrearía si ella llegaba a ponerse mal frente a un cualquiera solo porque la llamaran por su nombre de pila.
Nos quedamos en silencio y yo le removí el cabello. Ahí lo recordé, ese también era otro punto. Freiheit en realidad es rubia de nacimiento, pero cuando llegó a su primer hogar de acogida lo tinturó de negro para parecer más de la familia y no la extraña niña con rasgos diferentes. Después de ello nunca más volvió a su tono natural y siempre optó por los tonos oscuros, con miedo de volver a hacerse un mínimo cambio. Meses después supe que su verdadero odio al rubio fue por otro asunto, pero no soy quien para divulgar eso ahora mismo.
—¿Cuándo vas a elegir un tono más vivo y no uno tan simple? —le pregunté— Ya que andas de alegre primavera deberías pintártelo de verde, rojo, morado, amarillo, qué se yo, algo por el estilo. —me reí de imaginarla con la cabeza llena de colores— O puedes inspirarte en el árbol de cerezos.
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Frihed en prisión
Misterio / SuspensoHay personas libres con cárceles mentales y hay presos con imaginaciones que los liberan. Freiheit es libre, pero no se siente como tal. Es como si fuese un alma muy triste que va fingiendo todo a su paso. Tiene dos cosas muy en claro, nunca hace na...