Capítulo 9.

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Febrero 19

Tejer es para personas súper dotadas. Bueno no, pero sí. Selena y Rebeca, dos de las reclusas han intentado enseñarme, pero esto es un desastre, por cada buena puntada que hago solo logro que tres nudos se formen. Hemos pasado varios minutos sentadas en círculo, tejiendo y hablando. El director Myles parece tener suerte con este grupo, no desean mucho, de hecho, estas mujeres solo quieren volver a tener algo de tiempo extra para ver algún programa en aquel pequeñito televisor que se encuentra en una de las salas donde pasan el tiempo.

De reojo miro a una de las chicas mas jóvenes, a la de cabello corto, está entretenida viendo a la mujer mayor enseñarles a tejer. Hoy están las diez y aunque debería enfocarme en todas, no puedo dejar de concentrar mi atención en la chica de cabello corto. Creo que está enferma o no lo sé, está muy pálida y esas ojeras que posee hoy están muy pronunciadas. Hace un momento la vi tocarse parte del torso con incomodidad, parece que ahí está adolorida.

Miro a la mujer mayor que siempre está con las dos jóvenes, ella es demasiado... impenetrable. Su expresión pasa de serena a seria de un momento a otro sin motivo alguno, supongo que al igual que las demás, no le interesa tener grandes planes o crear problemas, al fin y al cabo, este lugar va a ser el hogar de ellas por muchos años o quizá para siempre.

La chica de las trenzas apoya su cabeza sobre la mujer mayor, buscando comodidad. Verlas me hace imaginarlas como una madre y una hija. La chica de las trenzas realmente parece una pequeña e indefensa niña en este mundo y esa mujer a su lado parece alguien que la ha adoptado y cuidado. Qué curioso.

—¿Están seguras que solo quieren que le diga al director que se portaran bien para que les devuelva las horas de ver televisión? —inquiero— ¿No les gustaría tener algún programa en el cual participar o algo que desee se les sea escuchado?

—Hablando con Bromelia nos gustaría saber si hay la posibilidad de que nos vuelvan a permitir tener una huerta. —dice Selena— Nos quitaron el permiso cuando hubo un motín, pero digo, ya ha pasado un tiempo, nos gustaría volver a esa actividad.

—Nos entreteníamos mucho allí y bueno, a varias les alegraba cuando en la cosecha les dábamos algo fresco y no un par de desperdicios —agrega Alba.

—Nos gustaría que nos puedan seguir dando toallas higiénicas. —dice la chica del cabello corto— A veces dicen que no nos pueden suministrar paquetes, otras veces ni siquiera dejan que recibamos las que nuestras familias están dispuestas a traernos. Es realmente horrible cuando no nos dan toallas y muchas solo tienen que meterse trapos o papeles, es desagradable.

Sobre una hoja empiezo a escribir— Siendo algo que corresponde a higiene personal, considero que es algo que si deberían suminístrales constantemente. Hablaré con el director. —termino de escribir— Y claro, también diré lo de la huerta, veré que puedo hacer.

—Pareces interesada en ayudar —comenta Rebeca.

—Muchos aquí exigen que ustedes cumplan con sus deberes. Yo estoy aquí para que otros cumplan con los derechos que ustedes tienen.

—Siendo así, nos gustaría una reforma a los oficiales. Ya sabe, que nuestros derechos como la vida, integridad personal, dignidad, salud y demás no se vean vulnerados por una autoridad agresiva.

—¿Algún motivo en especial para decir eso?

Ella duda un poco en contestar, después de compartir miradas con las otras responde— No, solo deberían revisar a algunos, ya sabes, hombres controlando a mujeres a veces no es algo muy agradable.

—Entiendo, lo haré saber. ¿Algo más?

—No sé si Bromelia quiera comentar algo.

Las miro a todas— ¿Quién es Bromelia?

Frihed en prisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora