Parte 18. Reloj

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El sonido de las manecillas del reloj le hicieron abrir los ojos, la habitación estaba a oscuras por eso le costó un poco adaptarse a la poca luz para distinguir en donde se encontraba ¿cuánto tiempo llevaba dormido? A él le parecían días en lugar de horas, se incorporó como pudo ya que se sentía bastante fatigado sin duda había sido el peor de los sueños, había tenido un ataque de pánico en sus sueños, quizás eso fue lo que lo obligó a despertar pero no estaba muy seguro.

—Despertaste.

Draco se giró a la puerta que estaba abierta, la luz del pasillo lo cegaba un poco, pero reconoció la voz de Blaise, que encendió la luz de la habitación para que se diera cuenta de que estaba en un hospital internado.

—Yo, ¿por qué estoy aquí?— Cuestionó a su amigo que avanzó hasta la silla junto a la cama para sentarse.

—Al parecer, abusaste de las pastillas para dormir ¿en serio querías hacer esa locura, Draco?— Blaise le dio un trago a su café, observándolo seriamente.

—Absolutamente no—. Informó ofendido, él no era de esa clase de personas que a la primera señal de peligro lo único que pensaba era en el suicidio.

—Llevas una semana inconsciente, los médicos no se explicaban la razón, hicieron todo lo médicamente posible para librarte de todas esas pastillas.

—Sí las usaba, pero no tomaba más de una por noche, bien sabías que estaba teniendo malas noches, pero desde que me encargo de tu caso, bueno... no las he tomado ¿me crees capas de algo así?

—Yo no, pero no es como si fueses un drogadicto, ¿o sí?

—Claro que no—. Recriminó.

—Me alegra escucharlo.

—A todo esto ¿qué haces aquí?

—Bueno, tu hijo no quiso venir, y no tienes a nadie más, no era correcto llamar a tu exesposa para que te cuidara, te guste o no, soy lo único sincero que tienes realmente—. Se encogió de hombros.

La mirada de Draco se desvió de nuevo al reloj frente a él, tenía una extraña forma de corazón, pero uno anatómico, le pareció gracioso pero no dijo nada, ni siquiera porque en un momento las manecillas comenzaron a latir, en lugar de sonar, observó a Blaise que se suponía estaba a su lado.

—Es bastante triste ¿no crees?— Cuestionó la niña sentada en la silla que había ocupado Blaise hasta hacía un momento.

— ¿Quién eres?— Cuestionó asustado.

—Ya te olvidaste de mí—. Hizo un puchero—. Me hubiese gustado olvidarme de ti—. Le admitió—. Tranquilo, el reloj no está avanzando.

Los ojos de Draco se enfocaron de nueva cuenta en el reloj mientras comenzaba a sentir una fuerte presión en el pecho, como si alguien lo oprimiera, y ahí estaba, la pelirroja adolescente, sobre su pecho.

Under The Oak TreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora