10 de febrero, 23:18

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»Estoy en casa. En el jardín trasero, más bien. Veo el cielo oscuro pero no encuentro ninguna estrella. Vino toda la familia a cenar. Hice el chiste de «saldré afuera a hablar con Lucifer» pero a nadie pareció causarle tanta gracia. No es lo que esperaba, a decir verdad, pero la esperanza es lo último que se pierde. Sé que alguien preguntará, y estaré feliz de tener que explicarlo.

»¿Qué ha pasado últimamente? No mucho. Reprobé un examen. Mamá está enojada conmigo por eso. Todavía no sé cómo decírselo a papá, pero supongo que tengo hasta el jueves para averiguarlo. Creo que no lo mencioné, Luci, pero ellos se separaron cuando tenía unos... ¿cinco años? Apenas puedo recordarlo, así que no te preocupes. Estoy totalmente bien con esto. Sigo creyendo en el amor y esas cosas, de momento. Lo único difícil es tener que acostumbrarme a vivir de acá para allá entre dos casas.

»Mamá quiere mudarse a fin de año. Ir a vivir a la ciudad. Preguntó si quiero ir con ella, o si prefiero quedarme con papá aquí, en el pueblo. Y yo... todavía no sé muy bien qué decirle. Aquí tengo la universidad. Tengo a todos mis amigos. A mi familia entera. Aunque no pueda llevarme tan bien con papá como me gustaría, quedarme viviendo sola con él no debe ser imposible. A la larga, terminaré acostumbrándome. Eso o yéndome a vivir con alguna amiga, cosa que tampoco me molesta tanto. Pero... ¿qué tengo en la ciudad? Miles de nuevas experiencias. Una gran cantidad de oportunidades que aquí no tengo. Universidades de prestigio con las que hacer las equivalencias de materias que ya aprobé, para seguirlas allá. Es difícil ponerlo todo en la balanza.

»¿Difícil? Es imposible.

»De momento prefiero no tener que pensar en eso. Tengo miles de razones para quedarme y miles de razones para irme, así que me toca esperar a que una haga la diferencia. Mientras tanto, lo dejaré en pausa. Será un secreto entre tú y yo, ¿de acuerdo, Luci?

»Hablando de la reina de Roma, no sé qué mierda le pasa a Neith. Un día está borracha y es decente conmigo, y al siguiente me detesta. Quisiera poder odiarla, pero la verdad es que esperaba que hiciera algo así conmigo. Mis amigos dicen que es como su iniciación. A todos nos trata mal en algún punto. Bea dice que incluso llegó a gruñirle. Nadie sabe cuál será su problema, pero al parecer no soy la única a la que trata así.

»¿Sabes en qué si soy la única?

»O eso me dijeron.

»Nunca se disculpa con nadie por ser como es. Pero...

»No debes de estar entendiendo nada. Todavía no tengo muy claro cómo mierda hacer para que esta cosa grabe de seguido más de un minuto, porque sino se vuelve jodido tener que decirlo todo rapidísimo, como si estuviese vomit-

»Bien, creo que lo tengo. ¿En qué estaba? Ah, si, Neith Hedges. Verás, todo estaba bien con ella hasta que dejó de estarlo. Fue una idiota conmigo el otro día. Nos encontramos en la parada del bus. Estábamos todos ahí, sus amigos y los míos, pero cuando quise acercarme a saludarla, me dijo que hablaba demasiado. Que tiene que ponerse borracha para poder escucharme tanto. El chico a su lado, creo que se llama Troye, le pegó un codazo al instante y negó con la cabeza como diciéndole que no estaba de acuerdo. Todo lo que a mí me salió hacer fue decir oh, lo siento, darme la vuelta y alejarme.

»Soy tan sensible que terminé llorando en el bus. No sé porqué me afectó tanto eso viniendo de ella, de alguien que me importa lo mismo que una mierda. Bea, Kris y Tayler me dijeron que es una estúpida, que no le preste atención, y no me dejaron sola en toda la noche. Quisieron animarme, pero a decir verdad yo ya no tenía ganas de nada.

»Me alejé del concierto sin que se dieran cuenta. Lo hice con la excusa de que iba a buscar algo que comer, pero terminé sentándome en uno de los bancos al costado de los carritos de comida, sintiendo el olor a papas fritas y humo. Quería calmarme, tener esos minutos sola para pensar y así no arruinarles la noche a mis amigos. No puedo permitirme estar mal en esas situaciones, ellos no lo merecen.

»Neith se acercó a hablarme. No sé cómo ni por qué, pero en un momento me vio y por alguna razón pensó que sería buena idea buscarme.

»Ella huele a frutillas y cigarrillos. Es lo primero que supe que me acordaría cuando se sentó a mi lado en completo silencio, acomodándose luego al apoyar los brazos sobre sus rodillas, pasando sus manos por su cara como preparándose para decirlo. Me di cuenta de algo más que antes no vi en ella, y es un tatuaje que tiene justo entre la muñeca y el inicio del dedo pulgar. Un colibrí.

—No suelo hacer estas cosas—me dijo sin siquiera mirarme—, pero me pasé de estúpida contigo. Es mentira, no quise decir lo que dije, ¿de acuerdo? No necesito estar borracha para querer escucharte. A veces hasta creo que eres la primera persona con la que no quiero estar borracha para nada.

»Que no esté mirándome lo hacía un poco más fácil. Asentí, y me permití hacer lo que normalmente haría. Puse mi mano sobre su espalda y empecé a acariciarla, acercándome un poco más a ella para abrazarla.

—Está bien. Lo entiendo.

—Claro que no lo haces.

—No, sí lo hago. Sé que hablo mucho.

—¿Quién mierda te hizo creer eso?

»Quise responderle que ella era una de las tantas personas, pero no me atreví a tanto.

—Si alguien te pide que te calles, ¿sabes qué debes hacer?—de repente, Neith volteó a verme un poco. Sus ojos oscuros se encontraron con los míos y te juro que por un momento, solo uno, se me hizo ver que bajó la mirada. Estábamos tan cerca que es difícil saberlo—. Hablar más fuerte.

Le sonreí, negando un poco con la cabeza.

—No soy como tú. A mí no me gusta molestar a la gente, Neith.

Al principio no respondió nada, pero luego volvió a dejar de mirarme y se puso de pie para alejarse de mí.

—Como quieras, si prefieres que te pasen por encima...

—No prefiero que me pasen por encima—renegué, parándome también para estar a su altura—. Solo no quiero incomodar a nadie. Si me piden que me calle, de última lo mejor que puedo hacer es irme. Pero es innecesario joder así a los otros. Nunca sabes qué puede estar pasándoles.

—¿Siempre eres tan buena, Freyre?

—Es lo que intento.

—¿Y quién hará lo mismo por ti?

»Nadie me había preguntado algo así antes, así que tampoco supe qué responderle. No acostumbro a ser cuestionada. Mis amigos no le dan tantas vueltas a los temas, los aceptan como tal y siguen de largo. Es lo que yo también aprendí a hacer. Pero Neith, por un lado o por otro, tiene algo diferente a lo que conozco.

»En cuanto se dio cuenta de que me había atrapado, sonrió un poco y chasqueó un dedo en mí dirección.

—¿Ves? No lo entiendes, solo quieres hacerlo—acotó, viéndome correr la mirada—. Así que espero no tener que volver a escucharte decir semejante estupidez cuando alguien te trate tan mal como yo te traté, ¿de acuerdo?

Asentí, pero solo lo hice porque no tenía ni idea de qué responderle. Neith de verdad estaba disculpándose conmigo. No sé porqué lo hizo, ni qué le llevó a de repente querer darme alguna lección de vida, pero prefería eso de ella antes que su lado agresivo. Así que lo acepté sin más, sin objeciones ni quejas.

»Supongo que no me matará volver a hablarle algún día de estos, ¿no crees, Luci?

Calma para el caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora