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Una sudadera ancha por la temporada de frío era la mejor elección. Solo di un suspiro y abrí la puerta vislumbrando al frente de mi puerta a Seokjin.
Ambos nos sonreímos tan solo al vernos y él sostuvo el gorro de mi sudadera color gris escondiendo mi cabeza y acercándose segundo tras segundo.

Hasta que finalmente nuestros labios se encontraron. — Vamos a la escuela. — susurró.

El sonrojo era cálido entre ambos.

Aunque había algo que me preocupaba.

— Seokjin... ¿Podemos mantener en secreto nuestra relación? — la impresión de Seokjin me hizo sentir fatal, pero era necesario. — Solo mientras pensamos como contárselo a lo demás. Por Taehyung y Jungkook.

Mentira.

No solo era por ellos dos, era por todos aquellos que nos conocían. Seokjin era apuesto e increíble, de una buena familia y muy popular. ¿Cómo reaccionarían los demás al saber que una persona tan sencilla como yo salía con alguien como Seokjin?

Era una duda real y existencial.

— Está bien, solo no tardes mucho. — y sonrió. Él era así de genial.

Lo demás fue una locura. Tratábamos de actuar normal pero al estar juntos parecíamos robots y cuando estábamos solos...

— ¿Te puedo besar? — preguntaba Seokjin y yo asentía esperándolo demasiado.

— Claro que sí. No necesitas preguntar.

Aunque... Los besos se salieron de control.

Nos escondiamos tras los árboles y nos dábamos un beso, uno de esos donde nuestros labios chocaban con la suavidad del otro.

Sosteniamos nuestra cintura cuando nos mandaron en clases de deportes por los balones de soccer y nadie nos veía en aquel almacén.

Estaba a punto de dolerme la cara de tanto sonreír como un bobo todo el día.

— ¡Hey! ¿Qué hacen ustedes aquí?

— Solo venimos por balones. — dijimos al unísono y reímos.

Mientras almorzabamos un trozo de carne se desplazó silenciosamente por mi plato. Seokjin me lo había dado. Y más tarde dejé una lata de café en su asiento de escondidas.

Era un juego tan ridículo pero a la vez romántico.

— Si mi madre me viera se reiría de mi. Nunca hice esto antes. — decía Seokjin mientras se recostaba en mis piernas y cerraba los ojos mientras sonreía. Parecía un ángel. — También los gánsters con lo que peleaba, si me vieran no creerían que soy yo.

Ambos estábamos en la azotea del edificio, la preparatoria era grande y ese era el único lugar donde podríamos estar tranquilos, yo recostado en la pared y la cabeza de Seokjin reposando en mis piernas.

Amaba ésta sensación desbordante de felicidad. — Seokjin. — llamé y él abrió los ojos prestando total atención. — ¿Podrías contarme cómo era tu madre?

— ¿Mi madre? — Asentí. Seokjin arregló su postura para quedar sentado justo a mi lado. — Ella era maravillosa, le gustaba mucho tomar el té, cocinar, hacer pic-nic, ir al cine, hacía de todo con tal de que fuéramos felices siempre. — los ojos le brillaban al hablar de su madre y una enorme sonrisa se posicionó en sus labios. — Mi vida era totalmente perfecta con ella, no me importaba nada si estaba a su lado. Pero cuando ella se fue...

Un trago de saliva un poco difícil de digerir pasó por su garganta y yo solo.. — No tienes que decirlo si no quieres, tranquilo. — dije.

— No. Tengo que sacar todo esto de mi mente. — y prosiguió— Cuando ella se fue mi familia fue un caos. Papá empezó a beber mucho y se alejó de nosotros, Soojin la tuvo difícil al ser la mayor y se fue a estudiar negocios al extranjero para heredar la empresa y yo... Solo me perdí entre multitudes, golpes y una horrible depresión.

¡Hey tú! ¡El chico malo! ♡︎ 김남준 ; ☁️ TERMINANDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora