Cortos de amor, derrotas y otros placeres. [Hetalia Fanfic]

Rosas, Franada.

Francis se lleva una de las tantas rosas a la nariz, la huele y siente su belleza a través del perfume.

—Te reto a decirme cuán hermosa es esta flor —dice. Me mira y sonríe. No es una de sus sonrisas seductoras y tontas, de esas que asquean a nuestros amigos y hacen sonrojar a todas las chicas.

Asiento con la cabeza y me acerco a él.

"Está más delgado", pienso. Me toma de la mano y tira de ella. Sus largos dedos hacen cosquillas al contacto con mi piel.

—¿Cuál? —le pregunto.

Me mira fijo y sus ojos celestes como el mar reflejan los mios.

Eleva su mano hasta mis cabellos. Chasquea la lengua e intenta peinarlos.

—Deberías cuidar más tu apariencia —susurra. Su voz es grave y suave al mismo tiempo, como el filo de los cuchillos. Niega con la cabeza.

Me abraza y siento mis mejillas arder e intento apartarlo, no se mueve.

—¿Qué rosa quieres que huela? —pregunto. Él suspira, ríe y se separa. Me extiende una flor del jarro.

Cierro los ojos e intento entrar en el mundo de la rosa. Es un viejo truco que me enseñó hace años.

—A simple vista parece hermosa y joven —digo. Abro los ojos y lo miro, dejo caer la rosa al suelo—. Pero su vida es tan efímera que se marchitará en menos de dos días.

—Tiene suerte, mucha más de la que crees.

Se inclina y toma la rosa del suelo. La observa fijamente.

—¿A qué te refieres?

—Su vida es corta. No tiene que olvidar nada, ni arrepentirse, ni extrañar —dice. Levanta su mirada y la clava en mí—. Quisiera olvidarlo todo, aunque sea por un segundo.

Sus palabra están cargadas de angustia. Su elegancia cotidiana se pierde y una torpeza inmensa guía sus pasos en el momento que me abraza y caemos al suelo de rodillas.

—Odio un poco el haber nacido como nación —dice.

La timidez que normalmente me presiona hasta el punto de hacerme invisible desaparece. Tiro de su corbata y lo beso. Él se sorprende, aunque su sorpresa inicial se pierde y deja paso a la desesperación.

—No te vayas nunca, prometelo —susurra. Su respiración está agitada y sus ojos reflejan miedo y soledad. Años de dolor al descubierto.

El verdadero Franci Bonnefoy esta frente a mi.

—Siempre —respondo.