Llanto, PruAus.

958 82 12
                                    

Prusia avanza por los caminos desiertos de mi pueblo. Mejor dicho Gilbert lo hace. Es solo por capricho, por mera necesidad de causar dolor, muerte y pánico.

Es un juego de niños para él. No le importa derramar la sangre de sus hombres, no le importa ver sufrir a su pueblo. Peor aún, no le importa lo que representa atacarme a mí: romper todos los lazos que nos atan.

Escucho un cuerno no tan lejos pero no tan cerca.

Hungría golpea la puerta y pasa. Va vestida con su armadura recién pulida. Sonríe a través del casco, y sus ojos verdes brillan de emoción.

—Debemos vencerlo —dice.

Me ayuda a ponerme la armadura. Suspira y clava su mirada en mí. Sé lo que significa, es una vieja costumbre, un antiguo ritual de guerra. Me siento frente al piano y toco su melodía favorita y ella tararea el ritmo. Es lo que hacemos siempre.

—Nunca sabes cuando será la última vez —dice cuando termino.

Los nervios, la angustia, el terror y el pánico llenan mi cuerpo. Tengo miedo de que todo lo que soy acabe. No puedo perder ante nadie. No puedo fallar a mi pueblo.

La batalla comienza. Veo hombres caer sin vida. Veo sus esperanzas, sus sueños, su amor, sus creencias caer con ellos.

—No me digas que tienes miedo, señorito —dice él con burla.

Levanto mi espada y él hace lo mismo. Sonríe.

Un dolor atroz recorre mi cuerpo cuando clava su espada en mi pecho.

Siento las luces apagarse poco a poco. Hungría grita mi nombre y Prusia ríe como un niño pequeño en navidad.

—Cada vez das más lastima —dice—. Debe ser por su comida, te hace débil.

Estoy en un cuarto desconocido, sobre una cama ajena. Hace frío y huele libros viejos y polvo.

—¿Dónde diablos estoy? ¿Qué mierda pasó y qué haces tú, maldito infeliz, conmigo?

El ríe con inocencia y sonríe con la sonrisa del gato que se comió al canario.

—¿Dónde quedaron tus estúpidos modales de aristócrata?

Su sonrisa se borra, y sus ojos rojos brillan con furia. Me golpea una y otra vez.

Siento un dolor inmenso cuando la herida de mi pecho se abre. Él se detiene cuando nota sus sábanas blancas teñirse de rojo.

—Será mejor que te comportes —dice. Su respiración está agitada y sus manos manchadas con mi sangre. Sale del cuarto y cierra la puerta con llave.

Llevo dos semanas encerrado en el cuarto. Yo, mi dolor, y Gilbert.

Me visita dos veces al día. La primera para traerme comida y agua, la segunda para golpearme.

—Los tesoros más hermosos son los que no podemos conseguir —dice un día. Tiene una mirada digna de un lunático, y su cabello esta desordenado. Huele a alcohol ruso y a tabaco—. ¿Sabes por qué? Porque son prohibidos.

Calla, se queda estático mirando un punto en el vacío.

—He visto cosas que no te imaginas —susurra—. He visto caer más hombres que lunas. Pero no es suficiente. Nunca lo es.

Ríe con histeria. Lentamente su risa se convierte en llanto.

—¡He sido salvado por las manos de hombres necios, llantos de recién nacidos y besos de hermosas damas! ¡Pero nada es suficiente!

Llora cada vez más fuerte. Lo abrazo. Es un auto reflejo, no puedo evitarlo. Intento ser su pilar para que no termine por derrumbarse.

Él se aparta, y une sus labios a los mios.

—He visto caer ejércitos por nada —dice.

Vuelve a besarme. Sabe a vodka, tabaco y lágrimas.

—He llorado por la vida de los humanos, he rezado a las estrellas por ellos... Nada cambia, nada... Todo siempre acaba. Odio tanto en haber nacido como nación...

Guarda silencio y su llanto aminora su ritmo.

—Vete. Vete como se van todos...

Llora. Sufre y se arrepiente de toda su vida. Me abraza. Cae dormido gracias a la borrachera y las lágrimas. Gime y grita en sueños.

Y no puedo hacer nada. Parte del odio que siento se borra. El me abraza sin saber quien soy. Y me recuerda a los niños que se aferraban a sus madres cuando sabían que ya nada quedaba y su hora había llegado gracias a las decisiones de hombres inútiles. Pequeñas víctimas.

—Te quiero —murmura y sucumbe ante el peso del mismísimo universo.

Cortos de amor, derrotas y otros placeres. [Hetalia Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora