No deberías, Spamano.

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—La lluvia es demasiado fuerte —digo. No obtengo otra respuesta más allá del constante "Tic-Tac" del enorme reloj del salón. El silencio es abrumador, desesperante.

Estoy sólo en un desierto infinito de recuerdos, donde tu sonrisa predomina sobre todos los otros. Fuera la lluvia lo lava todo, alejando y diluyendo todo rastro veraz de pensamientos, de lógica, de sentimientos.

El funeral fue agotador. Muchas personas lloraron tu muerte, varias se acercaron a mi y pidieron disculpas.

Realmente no lo comprendí en el momento. ¿Acaso confían en esa estúpida realidad? ¿Acaso creen realmente que te has ido? ¡Que ingenuos! ¿Cómo siquiera pueden planteárselo?¿Cómo pudieron llegar a esa conclusión simplemente con observar tu pequeño cuerpo dentro del cajón?

Siento un sonido monótono escapar de mis labios: tal vez una risa, quizás un sollozo.

—No deberías dejar las botellas en la alfombra—. Es la misma voz, el mismo sentimiento que siempre generó en mí esa dulce sintonía de sonidos.

El sonido claro proviene del otro piso. Siento la estúpida necesidad de correr hacia arriba, y un impulso erróneo de escapar de allí, de alejarme lo antes posible de ese lugar. Aún así, la blanca madera de los escalones cruje ante mis pies.

—No deberías dejar las hornallas prendidas, ni cerrar la puerta con llave.

El tono se agudiza a cada sílaba, cambiando, transformándose y olvidando lo que se siempre fue, dejando paso a algo completamente nuevo y único.

El claro sonido de lo que ya no está.

Pero no puedo detenerme, una fuerza atroz impulsa mi cuerpo a avanzar más y más, a llegar al otro extremo del corredor, a ingresar en el último cuarto del piso, a contemplar en pleno silencio la oscura silueta de un pasado demasiado palpable y real, a cerrar la puerta con llave y a dejarme llevar por la hermosa y suave sonrisa ajena que se refleja en el espejo, que insta a acercarme y a destruir todo a mi paso.

A voltear y encontrar unas manos que aprisionan mi garganta, y el suave chasquido del fuego que lo devora todo a su paso en el piso inferior.

—Realmente no deberías hacer muchas cosas —te escucho decir. Siento la sonrisa en las palabras y lo comprendo, realmente lo hago.

Cortos de amor, derrotas y otros placeres. [Hetalia Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora