Capítulo 4

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Equivócate más

El éxito es tambalearse de fracaso en

fracaso sin perder el entusiasmo.

Winston Churchill


Venimos de hablar del éxito. Lo hemos definido y establecimos la frontera entre tus deseos y tu propósito. Vimos que la fórmula tiene muchos ingredientes, dos de ellos son fundamentales: el primero es la fe y el segundo lo que llamamos «fracaso».
Quizás te parezca extraño que dediquemos un capítulo al fracaso en un libro cuya meta es ayudar a las personas a lograr su potencial, pero es que los inquebrantables estamos hechos a golpes; que no nos quebremos no significa que no nos caigamos, y menos aún que no nos duela. 

Una mala actitud en los éxitos es el peor de los fracasos, pero una buena actitud en los fracasos es el mayor de los éxitos.

No existen personas exitosas que no provengan del fracaso porque es ahí donde se define nuestro destino. Yo no puedo asegurar que tendré éxito en lo que emprenda, pero sí puedo garantizar que antes de tenerlo habré recogido varios reveses.

Antes de reinar comerás polvo. Antes de que te paguen mucho, tendrás que hacer mucho más de lo que te pagan por menos de lo que valen tus talentos. Antes de vender tu arte, serás vendido por tus amigos. Antes de amar, serás traicionado. Antes de que te descubras, andarás perdido.
Antes de recibir un beso, recibirás un puñal en el pecho. Antes de ser oasis, serás un desierto. Antes de ser trueno, serás solo lluvia, y antes de sentirte vivo, te sentirás muerto. Antes de conocer a Dios, conocerás el mal. Antes de ser grande, serás el más pequeño de tu tribu. Antes de ser todo, vivirás con nada.
Antes de amar tus sueños, aprende a amar tus heridas. Antes de rugir, temerás en la oscura selva. Antes de volar, caminarás con los que se arrastran, porque para que una estrella nazca, primero debe explotar.
Sin implosión no hay luz, sin quebrantamiento no hay sabiduría. La sonrisa más bella es la inquebrantables que más sufrió, la que explota por dentro, kamikaze de la vida.

Cambia el NO por el Quizás

Daniel Habif.

Haz explotar a los que aún no han sido enterrados, pero andan por allí ya muertos.
El reto no es evitar el «fracaso», el reto es levantarte. Los verdaderos exitosos no claudican, no se dan tregua; los exitosos son aquellos a quienes les quiebras una pata y se recuperan, les quiebras la otra y se vuelven a parar.
El fracaso no existe, lo que existe es la idea de sentirse fracasado. Ese sentimiento se instala en tu mente solo cuando tú se lo permites. Es por ello que yo no le llamo «fracaso», sino inventario de experiencias. Está permitido equivocarse, pero no repitas tus errores, levántate, despójate del miedo, no dudes, no te dobles ante el rechazo. No intentes complacer a todo el mundo; si solo quieres complacer a los demás, te estás rechazando a ti.


Hay quienes se dan por vencidos sin que nadie se los haya pedido.


Cuando chocas repetidamente con la sensación de fracaso, supones que tus esfuerzos son inútiles y terminas por rendirte ante el desánimo, crees que no vale la pena intentarlo una vez más. Esa conjetura la aplicamos a todo — negocios, relaciones, proyectos—, pero es justo en los momentos en que tropezamos con ella que debemos detenernos y volver a intentarlo con sabiduría.
El temor al fracaso es uno de los peores miedos que existen, porque nos impide recibir la plétora de dichas que una caída nos puede ofrecer. Sin ella es imposible llegar a nuestro destino porque solo se cae quien avanza. Si tienes el valor de perseguir tus sueños, te aseguro que caerás. Cuando eso suceda, reincorpórate, pero al estar en el suelo, aprecia los tonos del asfalto y el frío del concreto. Ora: al ponerte de rodillas asumes la más efectiva posición de combate.

INQUEBRANTABLES DANIEL HABIFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora